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HERRERA DE PISUERGA: EL VIAJE A HERRERA (continuaciòn al mensaje del 21.01.10)...

EL VIAJE A HERRERA (continuaciòn al mensaje del 21.01.10)

Por fìn, un fuerte silbido anunciaba la puesta en marcha del convoy. Poco a poco y resoplando la locomotora impulsaba los vagones hacia su destino, Santander. Lentamente el tren (correo o exprés) iniciaba su camino para trasladarme a mì pueblo.
Màs de una vez, cuando usàbamos la "Via Segovia", el tren sufrìa lo indecible para ascender las rampas que antecedìan al Tunel de Tablada. Era tanto el sufrimiento que en alguna ocasiòn nos quedamos parados "en medio de la vìa" a la espera de que llegara otra locomotora que pudiera empujarnos.
Olìa a humo. La carbonilla suspendida en aire desprendida por la chimenez de la locomotora inundaba todos los rincones de los vagones, introducièndose por las fosas nasales de los viajeros y tiñèndonos de un cierto color negroide. Tanto es asì, que lo primero que haciamos al llegar a casa era lavarnos para desprender aquel tizne.
La ilusiòn por llegar me impedia conciliar el sueño. Tampoco dar ni una sola cabezada.
Que larga era la noche.
Por fin, Fromista.
Vaya, ya queda menos.
Al fin...... Osorno.
Comenzaba el movimiento en el compartimento. Habìa que bajar las maletas de los lugares habilitados sobre nuestras cabezas. La pròxima parada! POR FIN! era HERRERA.
El tren comenzaba a frenar. Disminuía su velocidad. Al fondo se veìan luces. La Estaciòn.
Con suerte, al detenernos podiamos descender sobre el andèn. En algunas ocasiones tuvimos que hacerlo fuera de el, ya que algunos vagones quedaban fuera.
! Ràpido!! Ràpido! Bajemos.
Que ilusiòn, ya pisaba tierra de mì pueblo.
Era de noche, màs o menos serìan las seis de la mañana. Hacìa frio. El viaje interminable 8 horas, si es que no llegàbamos con retraso. Pero merecìa la pena. Tenìa por delante casi CUATRO MESES de vacaciones.
Arrastrando las maletas, llegàbamos a ese "refugio" con ruedas que nos trasladarìa a Herrera, "el coche de Manolo".