He tenido la oportunidad de disfrutar durante muchos años de mis vacaciones en
Torre, pues mi madre nació allí.Muchos son los buenos recuerdos que guardo del
pueblo pero la realidad es que año tras año he podido comprobar con mis propios ojos como el pueblo ha ido muriendo.Apenas se ven niños jugando en sus
calles, visitantes como yo paseando por ellas, o ni siquiera el ruido del
lavadero en los días de trabajo.Es una pena que a pesar de las quejas nadie haya tomado verdaderamente cartas en el asunto
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