Del mal suceso que el valeroso Sr. G. tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura del
pueblo de la “ñ”.
Era aún imberbe, pero todas las féminas de la Lomba bebían los vientos (e incluso las
aguas) por el Sr. G.
Cuando el mismo bajaba con paso airoso a la
feria de Riello, al pasar por los
pueblos los ojos de estas seguían su caminar y los suspiros y lamentos cogían el hatillo y partían rumbo al
río Negro, e incluso alguno había que subía al Pico de las Gallinas cuando el Sr. G., escopeta
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