Hola a todos y todas:
Para empezar, creo que la sra. que sale en la foto, me parece la Sra. Elena, la cartera, solo que unos añitos menos que cuando la conocí.
Esta plaza que ahora creo que se llama la plaza del estanco, antes se decía la plaza de Pepe Polanco. Enfrente estaba la escuela de las niñas, y en ella era donde saliamos a pasar el recreo. Era la época de tantos juegos infantiles que hoy solo están en los recuerdos. La pelota, la comba, la goma, el esconderite, el castro..., pero el día que se causaba sensación, pues siempre se quedaban las personas que por allí pasaban, un ratito mirando, era cuando jugabamos al corro.
Eramos en la escuela, casi 50 niñas, -entre los seis y los catorce años-, como en un corro solo no cabiamos, formabamos dos, las pequeñas dentro y las grandes fuera, unas giaban hacia un lado y las otras al contrario, y creo que era todo un espectáculo, por los admiradores que había, hasta Dª Visi, nos dejaba un ratito más.
Habia en ella, una fuente con dos hermosos caños, y en ella lavavamos los potes de la leche, que antes de salir al recreo tomabamos. El agua se hervía, en casa de la Sra. Delfina, y más tarde, Blanca la de Aquilino, que tambien ocupó esa casa, cuando se casó.
Que de recuerdos me trae ese trocito de plaza.
P. AMEZ
Para empezar, creo que la sra. que sale en la foto, me parece la Sra. Elena, la cartera, solo que unos añitos menos que cuando la conocí.
Esta plaza que ahora creo que se llama la plaza del estanco, antes se decía la plaza de Pepe Polanco. Enfrente estaba la escuela de las niñas, y en ella era donde saliamos a pasar el recreo. Era la época de tantos juegos infantiles que hoy solo están en los recuerdos. La pelota, la comba, la goma, el esconderite, el castro..., pero el día que se causaba sensación, pues siempre se quedaban las personas que por allí pasaban, un ratito mirando, era cuando jugabamos al corro.
Eramos en la escuela, casi 50 niñas, -entre los seis y los catorce años-, como en un corro solo no cabiamos, formabamos dos, las pequeñas dentro y las grandes fuera, unas giaban hacia un lado y las otras al contrario, y creo que era todo un espectáculo, por los admiradores que había, hasta Dª Visi, nos dejaba un ratito más.
Habia en ella, una fuente con dos hermosos caños, y en ella lavavamos los potes de la leche, que antes de salir al recreo tomabamos. El agua se hervía, en casa de la Sra. Delfina, y más tarde, Blanca la de Aquilino, que tambien ocupó esa casa, cuando se casó.
Que de recuerdos me trae ese trocito de plaza.
P. AMEZ