PUENTE ALMUHEY: Nací un día de primavera...

Nací un día de primavera

de hace ya algún tiempo

no importa ahora el día

ni tan siquiera ahora importa el año

y mientras yo llegaba de visita

a este lugar al que llamamos Mundo

¿Dónde aguardabas tú hasta alcanzar

este mismo lugar de encuentro?

Tú llegaste un día de otoño

de hace algún tiempo ya

no importa ahora el año

ni tan siquiera ahora importa el día

y mientras yo caminaba por serpenteantes

caminos entre ciudades, campos y pueblos

tus ojos descubrían sombras y luces

y sonidos y rostros

y calor y frío por vez primera.

Algún que otro día de primavera

algún que otro día de otoño

he recordado dónde paseaban mis pasos

dónde latía mi corazón

y entre vida y sueño

y entre sueño y vida

me he preguntado dónde latiría el tuyo

y por dónde tus huellas harían caminos.

Imagino haber paseado por las mismas calles

de la misma ciudad por la que tú paseabas

sin que nuestros caminos se hubieran cruzado

¿O tal vez sí?

Aún sin conocernos.

Imagino haber subido al mismo autobús

o a otro distinto de la mima línea;

me imagino esperando en el mismo andén

o porqué no en el de enfrente

aguardando el mismo tren

o aquel que nos llevase en la misma dirección

pero en distinto sentido.

Cuántos días sin saber el uno del otro

cuántos meses y cuántos años

no quiero calcular los minutos

y mucho menos los segundos

nada de todo eso importa ahora

tan solo pienso en hoy

en este día de otoño

diferente a otros días de otros otoños

en el que sentados en torno a una mesa

frente a una tarta donde la luz de dos velas

danzan juguetonas iluminando el tiempo

entonamos una conocida canción:

“Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…”

mientras tú piensas y sueñas un deseo.

Un deseo que no se puede contar

un deseo que no se puede compartir

para que la magia funcione

y cuando las dos llamas desaparecen

porque ahora sí soplaste tu deseo al silencio

dos columnas de humo blanco ascienden ligeras

hacia un destino en el que abrazarse

mientras nuestras miradas se buscan

hasta encontrarse y nuestros labios se funden

con un “Te quiero”.

Ya no importa dónde estabas

aquel día de primavera

ya no importa dónde estaba

aquel día de otoño

solo quiero amarte hoy

sin importarme ahora el mañana.

José Manuel Contreras