Julio Álvarez Rubio sigue rescatando en su blog -˜Noroeste leonés-™ el más curioso arte sacro de la comarca: la última es Santa Apolonia, que lleva los dientes en un plato
«Murió abrasada en Alejandría, en el siglo III, después de que sus torturadores le arrancaran la dentadura con unas tenazas, pieza a pieza y sin anestesia. Desde entonces es abogada contra el dolor de muelas y, en época más reciente, los odontólogos la eligieron su patrona». El lacianiego Julio Álvarez Rubio, infantigable investigador de las cosas de la Montaña Occidental, autor de varios libros (Babia, Laciana, Alto Luna: Pueblos, paisajes y paseos o Aventureros del tiempo) lleva tiempo rastreando algunos de los exponentes más singulares del arte sacro de la zona, en especial de los valles de Omaña, y mostrándolos en su blog Noroeste leonés.
En una de sus últimas entradas, Álvarez Rubio desvela las maravillas del retablo parroquial de Montrondo, repleto de imágenes de un estilo ingenuo y candoroso que algunos modernos llamarán naïf y que cuenta, entre sus más rutilantes estrellas, con Santa Apolonia, que lleva los dientes en un plato.
Ese retablo mayor, como consta allí mismo, yzose y dorose en el año de 1772, siendo cura de este lugar don Francisco Sabugo y fue construido, como apunta Álvarez Rubio, «a la medida de una bóveda que parece muy antigua, aunque con certeza no se sabe si es medieval o posterior». Las mártires de las que habla comienzan con Santa Marina, la cual «merece muy bien la plaza que ocupa en lugar tan prominente, no solo por su valor artístico, sino porque su efectividad como abogada de los partos está fuera de toda duda».
Y continúa el autor su recorrido martirial por la coqueta iglesia de esta aldea omañesa, indicando que en uno de los retablos laterales hay otra mártir, Santa Águeda, con sus pechos mutilados. «La tradición dice que fue acosada por el senador Quintiano y, como no cedió, el salaz baranda ordenó torturarla y amputarle los senos. Murió en Catania, Sicilia, hacia el 250 d. C. Actualmente es patrona de las enfermeras y protectora de las mujeres mastectomizadas». Después pasa a Santa Apolonia, que ayuda a quienes sufren de dolor de muelas y donde este delicioso estilo, humilde, colorista y montañés, parece llegar a sus mayores cotas.
Pero además, «no muy lejos de Montrondo -”comenta Julio Álvarez Rubio-”, hay un lugar al que también acuden los que sufren de la boca. Se trata de Peñafurada, una pequeña roca, próxima al santuario del mismo nombre, en el camino que va del Valle Gordo a Tremor del Bierzo. Es fama que arrancando una piedrecita de este peñasco donde dicen que la Virgen se apareció y llevándola en la boca, el dolor se alivia».
Apolonia: 500 dientes. Tradiciones y costumbres que dan pie a este investigador, verdadero pozo de sorpresas, para glosar otras curiosidades relacionadas con el mundo de las reliquias, tan extravagante en ocasiones. Jacques Auguste Simon Collin de Plancy (1793-“1887), impresor y autor librepensador, escribió en su Diccionario crítico de reliquias que en aquella época «aún se podrían recoger en Francia más de quinientos dientes de Santa Apolonia».
Ambrosio de Morales, sin ir más lejos, da cuenta en su viaje por los monasterios, catedrales e iglesias de los Reinos de León y Galicia, en el siglo XVI, que en el monasterio de Carracedo encontró «el peine con el que María Magdalena atusaba su cabellera 1.500 años antes».
Y entre otras reliquias fascinantes de todos los tiempos que cita Rubio está «el sexo de Santa Gudula, dos penes de San Bartolomé, un estornudo del Espíritu Santo, los pechos de Santa Águeda, el cráneo de San Juan Bautista cuando era bebé (hay otros, ya de mayor), plumas de San Miguel Arcángel, una docena de prepucios del circuncidado Niño Jesús, leche de la Virgen, varias toneladas de madera de la Cruz de Cristo...».
http://www. diariodeleon. es/noticias/noticia. asp? pkid=613810
20/06/2011 e. gancedo | león
«Murió abrasada en Alejandría, en el siglo III, después de que sus torturadores le arrancaran la dentadura con unas tenazas, pieza a pieza y sin anestesia. Desde entonces es abogada contra el dolor de muelas y, en época más reciente, los odontólogos la eligieron su patrona». El lacianiego Julio Álvarez Rubio, infantigable investigador de las cosas de la Montaña Occidental, autor de varios libros (Babia, Laciana, Alto Luna: Pueblos, paisajes y paseos o Aventureros del tiempo) lleva tiempo rastreando algunos de los exponentes más singulares del arte sacro de la zona, en especial de los valles de Omaña, y mostrándolos en su blog Noroeste leonés.
En una de sus últimas entradas, Álvarez Rubio desvela las maravillas del retablo parroquial de Montrondo, repleto de imágenes de un estilo ingenuo y candoroso que algunos modernos llamarán naïf y que cuenta, entre sus más rutilantes estrellas, con Santa Apolonia, que lleva los dientes en un plato.
Ese retablo mayor, como consta allí mismo, yzose y dorose en el año de 1772, siendo cura de este lugar don Francisco Sabugo y fue construido, como apunta Álvarez Rubio, «a la medida de una bóveda que parece muy antigua, aunque con certeza no se sabe si es medieval o posterior». Las mártires de las que habla comienzan con Santa Marina, la cual «merece muy bien la plaza que ocupa en lugar tan prominente, no solo por su valor artístico, sino porque su efectividad como abogada de los partos está fuera de toda duda».
Y continúa el autor su recorrido martirial por la coqueta iglesia de esta aldea omañesa, indicando que en uno de los retablos laterales hay otra mártir, Santa Águeda, con sus pechos mutilados. «La tradición dice que fue acosada por el senador Quintiano y, como no cedió, el salaz baranda ordenó torturarla y amputarle los senos. Murió en Catania, Sicilia, hacia el 250 d. C. Actualmente es patrona de las enfermeras y protectora de las mujeres mastectomizadas». Después pasa a Santa Apolonia, que ayuda a quienes sufren de dolor de muelas y donde este delicioso estilo, humilde, colorista y montañés, parece llegar a sus mayores cotas.
Pero además, «no muy lejos de Montrondo -”comenta Julio Álvarez Rubio-”, hay un lugar al que también acuden los que sufren de la boca. Se trata de Peñafurada, una pequeña roca, próxima al santuario del mismo nombre, en el camino que va del Valle Gordo a Tremor del Bierzo. Es fama que arrancando una piedrecita de este peñasco donde dicen que la Virgen se apareció y llevándola en la boca, el dolor se alivia».
Apolonia: 500 dientes. Tradiciones y costumbres que dan pie a este investigador, verdadero pozo de sorpresas, para glosar otras curiosidades relacionadas con el mundo de las reliquias, tan extravagante en ocasiones. Jacques Auguste Simon Collin de Plancy (1793-“1887), impresor y autor librepensador, escribió en su Diccionario crítico de reliquias que en aquella época «aún se podrían recoger en Francia más de quinientos dientes de Santa Apolonia».
Ambrosio de Morales, sin ir más lejos, da cuenta en su viaje por los monasterios, catedrales e iglesias de los Reinos de León y Galicia, en el siglo XVI, que en el monasterio de Carracedo encontró «el peine con el que María Magdalena atusaba su cabellera 1.500 años antes».
Y entre otras reliquias fascinantes de todos los tiempos que cita Rubio está «el sexo de Santa Gudula, dos penes de San Bartolomé, un estornudo del Espíritu Santo, los pechos de Santa Águeda, el cráneo de San Juan Bautista cuando era bebé (hay otros, ya de mayor), plumas de San Miguel Arcángel, una docena de prepucios del circuncidado Niño Jesús, leche de la Virgen, varias toneladas de madera de la Cruz de Cristo...».
http://www. diariodeleon. es/noticias/noticia. asp? pkid=613810
20/06/2011 e. gancedo | león
Querida Marlín:! Que culta eres!. Te conoces pasajes de la "Traviata", de Giuseppe Verdi. ¿Te gusta la ópera?. ¿Te acuerdas de los modelos de Givenchy, aquel famoso modisto que vestía a actrices cómo Audrey Heprumph, en "Desayuno con Diamantes"?.
Cuando oigo la banda sonora de esta película, me acuerdo de tí.
Cuando oigo la banda sonora de esta película, me acuerdo de tí.
Hola Tavines, no te creas, tampoco es para tanto, lo que pasa es que siempre me ha gustado mucho leer (es mi único vicio, bueno, ahora ya con lo de internet tengo dos).
¿La opera? pues la verdad es que cuando estaba en Alemania, era demasiado joven y no me llamaba mucho la atención, (sí que conozco algunos fragmentos) luego a los 32 me vine para el pueblo y aquí a no ser obras de teatro no hay mucha oferta (en plan cultural).
Me encanta la mítica película que citas, su melodía es preciosa!, una gozada ver actuar a la Hepburn.
Los modelos de Givenchy eran auténticas obras de arte que ella lucia sin igual (con esa clase y distinción).
2 besos Tavines
¿La opera? pues la verdad es que cuando estaba en Alemania, era demasiado joven y no me llamaba mucho la atención, (sí que conozco algunos fragmentos) luego a los 32 me vine para el pueblo y aquí a no ser obras de teatro no hay mucha oferta (en plan cultural).
Me encanta la mítica película que citas, su melodía es preciosa!, una gozada ver actuar a la Hepburn.
Los modelos de Givenchy eran auténticas obras de arte que ella lucia sin igual (con esa clase y distinción).
2 besos Tavines