VOLUMETRÍAS
La construcción tradicional omañesa no es variada respecto a las volumetrías. De semejante opinión es (García Grinda, 1991, 109) que sobre esta cuestión dice: “destaca sin duda el relativo desarrollo de algunas organizaciones con una sola altura que se doblan alcanzando plantas en formas de L, U o incluso Z o formas más complicadas con tres brazos, como en Robledo de Omaña. Estas organizaciones generalmente se cierran ayudándose de una cerca creando el corral. Plantas en forma de ele, que son partes de casas o ejemplares más o menos completos, existen en los núcleos de Bobia, Villayuste, Soto y Amío, Santovenia, Camposalinas, Oterico, Ceide, Bonella, La Urz, Andarraso, Castro de la Lomba, Campo de la Lomba, Rosales, Robledo de Omaña, Villarín de Riello, Socil, Sosas del Cumbral, Villadepan, Villanueva de Omaña, Rodicol, Villar de Omaña y Barrio de la Puente... Ejemplares que alcanzan plantas en U hay que reseñarlo en Lago (...), Andarraso con dos cuerpos separados...”. La fotografía aérea utilizada en este trabajo, es expresiva en este sentido. La casa elemental es de planta cuadrada o rectangular con esquinales redondeados, al menos en algún encuentro de sus lienzos. No obstante, la segunda opción es la más habitual dentro de esta tipología, volumen que se repite cuando se desarrolla en altura para convertirse en alto y bajo. Esto hace que las calles obedezcan a una disposición normalmente lineal. La dificultad de los asentamientos y la evolución de la vivienda, ha hecho que esas plantas sean en ángulo como apunta García Grinda, dominando la planta en L, en la que se admite el antojano cerrado o los corrales formando una unidad constructiva cerrada. Las formas casi cuadradas con un espacio abierto interior, que ha evolucionado de la planta en U, suponen un paso más avanzado en las volumetrías y disposición de las mismas, fruto del sistema de explotación, entendiendo que la casa tradicional es una célula productiva que aloja seres humanos, animales y reservas o excedentes alimenticios.
La construcción tradicional omañesa no es variada respecto a las volumetrías. De semejante opinión es (García Grinda, 1991, 109) que sobre esta cuestión dice: “destaca sin duda el relativo desarrollo de algunas organizaciones con una sola altura que se doblan alcanzando plantas en formas de L, U o incluso Z o formas más complicadas con tres brazos, como en Robledo de Omaña. Estas organizaciones generalmente se cierran ayudándose de una cerca creando el corral. Plantas en forma de ele, que son partes de casas o ejemplares más o menos completos, existen en los núcleos de Bobia, Villayuste, Soto y Amío, Santovenia, Camposalinas, Oterico, Ceide, Bonella, La Urz, Andarraso, Castro de la Lomba, Campo de la Lomba, Rosales, Robledo de Omaña, Villarín de Riello, Socil, Sosas del Cumbral, Villadepan, Villanueva de Omaña, Rodicol, Villar de Omaña y Barrio de la Puente... Ejemplares que alcanzan plantas en U hay que reseñarlo en Lago (...), Andarraso con dos cuerpos separados...”. La fotografía aérea utilizada en este trabajo, es expresiva en este sentido. La casa elemental es de planta cuadrada o rectangular con esquinales redondeados, al menos en algún encuentro de sus lienzos. No obstante, la segunda opción es la más habitual dentro de esta tipología, volumen que se repite cuando se desarrolla en altura para convertirse en alto y bajo. Esto hace que las calles obedezcan a una disposición normalmente lineal. La dificultad de los asentamientos y la evolución de la vivienda, ha hecho que esas plantas sean en ángulo como apunta García Grinda, dominando la planta en L, en la que se admite el antojano cerrado o los corrales formando una unidad constructiva cerrada. Las formas casi cuadradas con un espacio abierto interior, que ha evolucionado de la planta en U, suponen un paso más avanzado en las volumetrías y disposición de las mismas, fruto del sistema de explotación, entendiendo que la casa tradicional es una célula productiva que aloja seres humanos, animales y reservas o excedentes alimenticios.