AÑORANZAS
Había comenzado a amanecer, cuando las primeras luces del día asomaban a las pequeñas ventanas de las humildes casas del pueblo.
Unos pequeños copos de nieve se vislumbraban através del pequeño ventanuco de la casa donde comenzaba el rebullir de sus moradores.
El invierno se avecinaba crudo, para aquellas pobres gentes que vivian de su ganado y del campo.
Corría el año de 1959. El pueblo enclavado entre montañas se adormecía, como el paso cansado de sus habitanteS. Una vida monotona, con el lento discurrir del tiempo, días iguales unos a otros, levantarse, cuidar del campo y de los animales si el tiempo no lo impedía, pués cuando llegaban las nieves quedaban incomunicados durante varios días.
La casa tenia unas enormes escaleras de piedra y cuando la nieve caía habia que quitarla con palaspara poder acceder al corral. Se oia el aullido de los lobosen el monte cercano, el perro guardian de la familia dormia acurrucado en el rellano de la escalera.
Dentro de la casa el trajinar de la madre en la cocina dando ordenes a los chicos; hoy no podrían ir a la escuelasi continuaba la nevada, pero al ganado había que darle de comer. Ordeñar la vaca pues era el sustento de la familia y el rebaño de ovejas se quedará en casa pués no podía ir al monte a pastar.
Mientras encendía la lumbre canturreaba una vieja canción, era feliz con lo que tenía.
Llamó al marido para que tomase el desayuno, el marcharía a su trabajo en la mina, con su trabajo mal pagado y las faenas del campo iban saliendo adelante, los chicos aun eran pequeños.
Se avecinaba otro invierno crudo, pero al amor de la lumbre y las reuniones de vecinos por la noche al filandón iban pasando los años.
Hacía poco que el marido habia comprado en la ciudad una pequeña radio. Por las noches alrededor de ella, se reunian los vecinos para poder escuchar el parte y los seriales que radiaban por ella, luego entre ellos surgian comentarios y comian algunos dulces que las mujeres hacian en el horno de leña.
Se contaban cuentos y cantaban cancionesde sus antepasados asi transmitian las vivencias a sus hijos.
Para cantar, los de Babia
para lino, la ribera;
para mocitas con garbo,
las de Otero de las Dueñas
Ya se van los pastores
cañada arriba,
ya ponen las babianas
la ropa fina.
Ya se van los pastores
cañada abajo,
ya ponen las babianas
los zarandajos.
Un beso para todos
Había comenzado a amanecer, cuando las primeras luces del día asomaban a las pequeñas ventanas de las humildes casas del pueblo.
Unos pequeños copos de nieve se vislumbraban através del pequeño ventanuco de la casa donde comenzaba el rebullir de sus moradores.
El invierno se avecinaba crudo, para aquellas pobres gentes que vivian de su ganado y del campo.
Corría el año de 1959. El pueblo enclavado entre montañas se adormecía, como el paso cansado de sus habitanteS. Una vida monotona, con el lento discurrir del tiempo, días iguales unos a otros, levantarse, cuidar del campo y de los animales si el tiempo no lo impedía, pués cuando llegaban las nieves quedaban incomunicados durante varios días.
La casa tenia unas enormes escaleras de piedra y cuando la nieve caía habia que quitarla con palaspara poder acceder al corral. Se oia el aullido de los lobosen el monte cercano, el perro guardian de la familia dormia acurrucado en el rellano de la escalera.
Dentro de la casa el trajinar de la madre en la cocina dando ordenes a los chicos; hoy no podrían ir a la escuelasi continuaba la nevada, pero al ganado había que darle de comer. Ordeñar la vaca pues era el sustento de la familia y el rebaño de ovejas se quedará en casa pués no podía ir al monte a pastar.
Mientras encendía la lumbre canturreaba una vieja canción, era feliz con lo que tenía.
Llamó al marido para que tomase el desayuno, el marcharía a su trabajo en la mina, con su trabajo mal pagado y las faenas del campo iban saliendo adelante, los chicos aun eran pequeños.
Se avecinaba otro invierno crudo, pero al amor de la lumbre y las reuniones de vecinos por la noche al filandón iban pasando los años.
Hacía poco que el marido habia comprado en la ciudad una pequeña radio. Por las noches alrededor de ella, se reunian los vecinos para poder escuchar el parte y los seriales que radiaban por ella, luego entre ellos surgian comentarios y comian algunos dulces que las mujeres hacian en el horno de leña.
Se contaban cuentos y cantaban cancionesde sus antepasados asi transmitian las vivencias a sus hijos.
Para cantar, los de Babia
para lino, la ribera;
para mocitas con garbo,
las de Otero de las Dueñas
Ya se van los pastores
cañada arriba,
ya ponen las babianas
la ropa fina.
Ya se van los pastores
cañada abajo,
ya ponen las babianas
los zarandajos.
Un beso para todos
¡Que hermosa añoranza!. Muchas gracias Rosa por compartirla con nosotros.
Un saludo muy cariñoso.
Un saludo muy cariñoso.
