CANALES: Gracias Juan por hacernos llegar la historia de la...

La bicicleta de Quico.

A Vicente Blanco le apodaban “El cojo”. Una serie de desafortunados accidentes en la industria del hierro en Bilbao le hicieron merecedor de tal mote. El gusanillo del ciclismo le perseguía desde su etapa como marinero donde descubrió la bicicleta al desembarcar en diferentes puertos extranjeros. Compró a unos traperos una muy vieja y oxidada bicicleta que acondicionó a su manera para poder participar en diferentes certámenes. Tan descalabrada estaba la bicicleta que los neumáticos eran gruesas maromas de barco protegidos por las cubiertas. De esta guisa era el hazmerreír de las competiciones. A pesar de ello consiguió algunos triunfos, tanto en ciclismo como en carreras pedestres. Cambió de máquina y ahí fue donde comenzó a brillar su estrella como as del ciclismo. En vista del futuro prometedor de éxitos, un amigo le regaló una bicicleta “Armor” fabricada en París. Con ella ganó el campeonato Nacional de Ciclismo celebrado en Gijón en 1908, carrera que a punto estuvo de no disputar ya que le habían comentado que comiendo carne se pondría más fuerte y fueron tales las chuletadas que se tragó antes de la carrera que creyó morir de la diarrea que le sobrevino.
Al año siguiente revalidó el título y cambió de bicicleta. Prosiguió con su carrera de campeón y llegó incluso a correr el Tour de Francia en 1910 siendo el primer español que participó en dicha carrera, saliendo desde Bilbao hasta París a golpe de pedal. Solo lograría terminar las dos primeras etapas.
La bicicleta Armor la vendió a Marcelino Sanchidrián, un comerciante de vinos y carbones de Belorado, Burgos. Aficionado también al ciclismo, aunque no de manera profesional, conocía de los éxitos del Cojo debido a sus continuos viajes a Bilbao para proveerse de carbón. La utilizó sobre todo para desplazarse al sur de la provincia para visitar las bodegas que le aprovisionaban de vino. En la vuelta de uno de dichos viajes la mala fortuna hizo que un perro saliese a morder las ruedas haciendo que se cayese de la bici y se clavase en el pecho como si de navajas se tratasen los cristales de una botella de vino que llevaba debajo de la camisa, pereciendo casi en el acto. La bicicleta quedó bajo la custodia del aguacil del ayuntamiento en espera de que alguien se hiciese cargo. Al cabo de cuatro meses se presentó reclamando la bicicleta Celedonio Guzmán (conocido como Soplillos ya que sus apéndices auditivos lo hacían merecedor de tal apodo). Se acreditó como cuñado del difunto y poseedor de una autorización firmada por la viuda se hizo cargo de la bicicleta pasando a ser de su propiedad. Dicho Celedonio era mecánico-herrero en el afamado taller de aventadoras “La Competidora” de Eugenio Rodríguez, en la localidad vallisoletana de Casasola de Arión. Por aquel tiempo una cuadrilla de camineros estaba levantando un puente sobre el rio Bajoz a su paso por la localidad. El Soplillos, que era aficionado a jugarse todo lo que poseía y lo que no tenía al popular juego de la garrafina, se apostó con uno de aquellos obreros, Joaquín Clavero, la bicicleta, saliendo mal parado en el envite, o sea, como se dice popularmente: ir a por lana y salir trasquilado. Al poco tiempo esa cuadrilla se trasladó a la provincia de León con el cometido de levantar puentes y adecentar cunetas en parte de la carretera que una La Magdalena con Belmonte de Miranda. Joaquín Clavero paró de posada en casa de José Diez y su mujer Nicasia en Canales. Los trabajos duraron bastantes meses lo que dio lugar a forjar una cierta amistad. Siendo herido de gravedad en una pierna al caer de un andamio tuvo que dejar el trabajo y marchar para su localidad de origen en la provincia de Segovia, dejando la bicicleta como parte del pago de la pensión.
Pepe y Nicasia tuvieron, entre otros, un hijo que se llamaba Luciano que fue el que heredó la bicicleta. Este se casó con Celsa y tuvieron varios hijos. Uno de ellos, que también heredó la bicicleta, se llamaba Victorino y se casó con Araceli la del Molino.
Así es como en el molino de Quico existe una bicicleta marca ARMOR, construida en París en los primeros años del siglo pasado. Una bicicleta con mucha historia.

Gracias Juan por hacernos llegar la historia de la bicicleta y todas las fotos que as puesto