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Carrocera

El consistorio protege los pozos de Colinas en las normas urbanísticas

Fija un área de restricción de 50 metros a cada lado de los hoyos.

pilar infiesta | redacción 01/05/2013

La presión popular liderada por el investigador David Gustavo López y el presidente del Instituto de Estudios Omañeses, Luis Arias, ha logrado devolver el protagonismo a los singulares Pozos de Colinas, ubicados en la Hoja de Camposagrado, entre los kilómetros 23 y 24 de la carretera CL-623 (León-La Magdalena). Después de enviar varios escritos en los dos últimos años al jefe del servicio territorial de Cultura, Jesús Álvarez Courel, para que se protejan estos hallazgos, se pongan en valor y se estudien, la Junta les ha contestado.

En la misiva se especifica que los pozos ya están incluidos en la Carta Arqueológica de la provincia, y que han remitido toda la información sobre los curiosos agujeros al Ayuntamiento de Carrocera para que los incluya en sus nuevas normas urbanísticas.

Según ha trascendido, Carrocera salvará las históricas perforaciones delimitando un marco de protección de 50 metros a cada lado de los pozos, que poseen un diámetro de 25 metros y tres de profundidad. Courel insiste en su respuesta que, a partir de la aprobación del nuevo planeamiento en la zona, le corresponderá a este ayuntamiento «colaborar con la Junta para velar por la protección de los mismos».

El principal temor de ambos investigadores y de la asociación Luna Verde es que continúen las labores de reforestación que han roturado el terreno y han plantado pinos hasta el pie de algunos hoyos, «unos plantones que se hallan tan próximos que, en pocos años, los habrán ocultado y desvirtuado completamente», indican.

Los Pozos forman parte de la leyenda popular de la batalla de Camposagrado, supuestamente librada entre las tropas de don Pelayo y el ejército musulmán. Fueron excavados por el capitán Colinas, que, siguiendo órdenes del rey cristiano, escondió en ellos a parte de sus soldados para tender una encerrona al ejército enemigo, logrando así la victoria. David Gustavo López y Arias mantienen, sin embargo, la teoría de que son túmulos funerarios megalíticos que han sido saqueados. «No esconden ya un dolmen debajo, pero se construyeron en la Edad de Hierro con cantos rodados de gran tamaño en la base, seguidos de otros medianos y de arenisca y grava», afirman.