Y seguimos con los Pozos de Colinas:
Dos historiadores piden a la Junta que salve de la maleza y el olvido los trece hoyos
pilar infiesta |
Dos expertos en patrimonio histórico leonés se han unido de nuevo para no dejar morir la petición formulada hace un año a la Junta para que proteja los enigmáticos Pozos de Colinas, ubicados en la Hoja de Camposagrado (Carrocera). Se trata de trece agujeros que se hunden de dos a tres metros en el terreno, disponen de una boca de 25 metros de diámetro y dibujan una línea de un kilómetro hasta la barranca del Cillerón, entre los kilómetros 23 y 24 de la carretera CL-623 (León-Villablino, por La Magdalena).
Sobre ellos pesan varias hipótesis, la más creíble, los relaciona con enterramientos megalíticos ligados a un campo de culto solar o lunar, aunque también han servido para nutrir dos leyendas, la del Horno de La Griega (un canal que llevaba el agua a las médulas de Villarroquel), y otra que resalta que fueron el hábil escondite que cobijó a las huestes de Pelayo para sorprender y ganar a los musulmanes.
La maleza y los pinos se están apoderando del curioso alineamiento, amenazado por el olvido y las reforestaciones, que pueden llegar a desvirtuar en pocos años completamente los pozos, impidiendo cualquier intento de conocer su origen y naturaleza. Por eso, el escrito firmado por los historiadores Luis Arias y David Gustavo López solicita al servicio territorial de Cultura de León que «intervenga, como mejor proceda, para restituir el paraje de los Pozos de Colinas a su estado anterior, a fin de posibilitar cualquier investigación histórica y arqueológica futura, requiriendo para ello la eliminación de los árboles plantados en el entorno de los mismos y dejando como zona de respeto una franja de, al menos, cincuenta metros a cada lado de la alineación sur-norte».
En busca del BIC. También piden que «se inicie el procedimiento para que el paraje de los Pozos de Colinas sea inscrito en el Inventario de Bienes del Patrimonio Cultural de Castilla y León, en la categoría de lugar histórico y/o yacimiento arqueológico, según lo establecido en la Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural». Es el segundo escrito que presentan Arias y López ante la Junta. El primero lo registraron hace un año, pero la falta de respuesta de la administración les ha obligado a volver a la carga para defender un patrimonio que consideran de extraordinario interés para la provincia.
Paralelamente, el Ayuntamiento de Carrocera, el municipio donde se ubican los trece pozos, está diseñando unas normas urbanísticas que protegen por primera vez la zona, lo que sirve de reconocimiento, a juicio de los expertos, del valor histórico que encierran. De hecho, los pozos han pasado a formar parte de la cultura popular, vinculándose estrechamente con los linajes más relevantes de León, con la devoción a la Virgen de Camposagrado y a las multitudinarias romerías que se celebran en la zona.
Dos historiadores piden a la Junta que salve de la maleza y el olvido los trece hoyos
pilar infiesta |
Dos expertos en patrimonio histórico leonés se han unido de nuevo para no dejar morir la petición formulada hace un año a la Junta para que proteja los enigmáticos Pozos de Colinas, ubicados en la Hoja de Camposagrado (Carrocera). Se trata de trece agujeros que se hunden de dos a tres metros en el terreno, disponen de una boca de 25 metros de diámetro y dibujan una línea de un kilómetro hasta la barranca del Cillerón, entre los kilómetros 23 y 24 de la carretera CL-623 (León-Villablino, por La Magdalena).
Sobre ellos pesan varias hipótesis, la más creíble, los relaciona con enterramientos megalíticos ligados a un campo de culto solar o lunar, aunque también han servido para nutrir dos leyendas, la del Horno de La Griega (un canal que llevaba el agua a las médulas de Villarroquel), y otra que resalta que fueron el hábil escondite que cobijó a las huestes de Pelayo para sorprender y ganar a los musulmanes.
La maleza y los pinos se están apoderando del curioso alineamiento, amenazado por el olvido y las reforestaciones, que pueden llegar a desvirtuar en pocos años completamente los pozos, impidiendo cualquier intento de conocer su origen y naturaleza. Por eso, el escrito firmado por los historiadores Luis Arias y David Gustavo López solicita al servicio territorial de Cultura de León que «intervenga, como mejor proceda, para restituir el paraje de los Pozos de Colinas a su estado anterior, a fin de posibilitar cualquier investigación histórica y arqueológica futura, requiriendo para ello la eliminación de los árboles plantados en el entorno de los mismos y dejando como zona de respeto una franja de, al menos, cincuenta metros a cada lado de la alineación sur-norte».
En busca del BIC. También piden que «se inicie el procedimiento para que el paraje de los Pozos de Colinas sea inscrito en el Inventario de Bienes del Patrimonio Cultural de Castilla y León, en la categoría de lugar histórico y/o yacimiento arqueológico, según lo establecido en la Ley 12/2002 de Patrimonio Cultural». Es el segundo escrito que presentan Arias y López ante la Junta. El primero lo registraron hace un año, pero la falta de respuesta de la administración les ha obligado a volver a la carga para defender un patrimonio que consideran de extraordinario interés para la provincia.
Paralelamente, el Ayuntamiento de Carrocera, el municipio donde se ubican los trece pozos, está diseñando unas normas urbanísticas que protegen por primera vez la zona, lo que sirve de reconocimiento, a juicio de los expertos, del valor histórico que encierran. De hecho, los pozos han pasado a formar parte de la cultura popular, vinculándose estrechamente con los linajes más relevantes de León, con la devoción a la Virgen de Camposagrado y a las multitudinarias romerías que se celebran en la zona.