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CANALES: ¡Hola, ¡ayyyy Señor, Señor...! Cómo pasa el tiempo,...

Aquí los subsodichos con "el escayolo"

Obra de teatro en la Sindical. Posiblemente estemos hablando sobre el año 1978 (las escayolas dejan su huella). Los protagonistas D. Armando Gresca (Laureano el del Doña Concha) y Dña. Paloma de la Paz (Mª Luisa Blanco), los dos sentados. El resto del reparto, de izquierda a derecha. Luis Angel Peletre, Toño el Barbero, Mª Inés y un servidor escayolado (pero no fue de la obra de teatro). Saludos y Viva Canales ¡

¡Hola José Ángel! me parece muy pronto el año 78, pero puede que sea asi. Recuerdo de una anécdota, cuyo protagonista fuiste tú en Carrizo de la Ribera,
que nos reimos a carcajada limpia, pero mejor la expliques tú, que tienes mucho salero para contarlas. Yo soy más sosa.

Un abrazo

Y en cuanto a la anécdota de Carrizo de La Ribera, recuerdo que allí todo el mundo se rió a carcajada limpia, menos el menda lerenda, que de aquel apuro, fíjate como quedé.

Fíjate si me marcó, que yo tuve perfectamente claro a partir de ese mismo día, quien era la mejor aguja del camerino en todo el teatro nacional: Doña María Luisa Blanco Melcón.

Y es que corría el tramo final del primer acto, cuando yo evolucionaba de pie, gesticulando, para al final terminar sentado en cierta silla. Pero "ete tu aquí", que llegado ese punto, no reparé en los pantalones que llevaba puestos; unos grises de tergal, que eran los del antiguo colegio. Resignados y sufridos ellos, de la mejor calidad y que me sirvieron durante la época del crecimiento (físico, que no evolutivo) y que llevaban ya más puestas, que el perro de caza del Pipo. Ya no tenían bajo que sacarles y me quedaban embutidos y toreros (quien les iba a decir a ellos que sus últimas funciones iban a ser teatrales......). De sobra aguantaron, oigan.

Total que en cuanto me senté, sentí cierto ruido a descosido. Momentos después pude comprobar que aquello había sido un estallido y mientras miraba con todo el disimulo, entre mis manos en postura de oración, por entre el pantalón, pude comprobar el desaguisado con cierto apuro, para que nos vamos a engañar.

Se bajan las cortinas y final del primer acto. Me puse de pie y dije a la compañía (recordemos que era de teatro): "Señores, señoras, la bragueta se me abrió". Y ahora?. Los compañeros de reparto se escaquearon entre carcajadas, demostrando claramente que aquello no iba con ellos. Pero allí estaban las socorridas damas y entre ellas, María Luisa. Ella fue la que pidió con total rotundidad y sin más dilación aguja e hilo y sin dejar que me quitara ni tan siquiera los pantalones, ya que mucho tiempo no había para empezar con el segundo acto, allí ejerció de modista, hilando, hilando pero que muy fino. Yo, mientras ella cosía, miraba al techo sudando, encomendándome a D. Juan el cura, que allí estaba también presenciando lo que acontecía y manteniendo el tipo como podía, mientras el resto de la compañía miraba lo que allí sucedía y al final................ menos mal, al final la situación se resolvió.

Que claro me quedó que la incondicional Moza de Fuenteblanca, igual arreglaba un roto, que una bragueta descosida. Comenzó el segundo acto y así pudimos salir del apuro.

Yo en cuanto llegué a casa me quité los pantalones y salieron en el mismo lote con los calzones al aire, cosidos al mismo. Pude comprobar en primera persona en ese preciso instante, lo que verdaderamente era tener suerte en esta vida.......

¡Hola, ¡ayyyy Señor, Señor...! Cómo pasa el tiempo, y sin embargo todavia recuerdo que nos destornillábamos de risa... y tu cara era todo un poema.

¡Gracias por compartirlo aquí! Vivirlo en directo fue el remate de la obra de teatro, llena de humor, que contigo se ampliaba.