¿Qué es un calecho?, me pregunto yo que no he vivido más que por oídas lo que es este acontecimiento tan curioso. Por lo que tengo entendido, no es algo tan serio como un concejo, ni tan duro como una tarea de una facendera, pero sí tiene en común con ambas que aquí participa todo el pueblo, que todos aportan algo. Se parece a un filandón pero tampoco es lo mismo, ya que los filandones se celebraban a partir de noviembre y en época sobre todo invernal, mientras que el calecho se celebraba en cualquier época del año, y cualquier pretexto era bueno para celebrar una buena calechada en casa de algún vecino.
Es el calecho una parte muy importante de nuestra forma de ser como leoneses. Es el medio que nos rodea el que nos modela, y en León siempre se caracterizó por su hostilidad, y quizá sea que por esa vida tan dura en un medio tan duro para el hombre como es esta tierra, que siempre se buscó refugio en el trabajo en grupo, en la lucha en común por el interés de todos, y también en el escudo protector de la palabra como transmisora de los grandes saberes para dar consistencia a las relaciones sociales que se daban en nuestros pueblos.
EL calecho no es ni más ni menos que la reunión de la comunidad, del pueblo, para contar y hablar. Pero esto sería muy simplista. Es mucho más: es la imagen, el retrato mismo del pueblo y sus gentes, el material intangible de la palabra con el que lograban identificarse frente a otros pueblos y a otras historias, es la transmisión de los conocimientos beneficiosos para la comunidad, de las historias y leyendas, de los juegos y los cantares,… es, en definitiva, un autorretrato colectivo de la esencia de un pueblo.
Pero los tiempos han avanzado. La vida en los pueblos ya no es tan dura y las tareas propias de los campos y los montes han sucumbido a la modernización. Los pueblos son lugares en los que cada vez es más difícil vivir de acuerdo a los cánones de lo moderno establecido. Cada vez más habitantes de lo mal llamado mundo rural tiene que irse, abandonar sus raíces para echarlas en otro entorno que les es ajeno. Pero aún así siempre les queda el poso de la tradición, de lo transmitido en esos calechos, filandones, … siempre lo recuerdan … y lo transmiten. Y así de nuevo esa rueda vuelve a girar.
Esto es lo que ha pasado en este pueblo de Canales: la rueda ha vuelto a girar, la memoria ha desempolvado las historias reales e inventadas, los cuentos y las leyendas, el anecdotario del día a día, … y la tradición sumida en el olvido vuelve a manifestarse con fuerza. La semilla que nuestros mayores sembraron en forma de palabra y conocimiento vuelve a brotar, y se recuperan historias y andanzas que regeneran la vida y la imagen del pueblo; gracias a este espíritu mi generación ha conocido la historia de un pueblo y sus gentes, se ha recuperado el pendón, hemos conocido el patrimonio oculto del lugar con sus norias, molinos,… hemos asistido a un renacer.
Pero dejémonos de tanta divagación y filosofía. Os invito a pasar y a disfrutar de este divertido calecho de Canales que hoy también es vuestro, y sirva también como homenaje a toda esa sabiduría que nuestros mayores nos transmitieron en sus palabras. Y como dijo Luís Mateo Díez, conocedor de la gran importancia de esta herencia cultural de los pueblos leoneses: “…es el momento de contar, de escuchar, de remover la memoria vecinal que, como un viejo arcón, guarda los sucesos, las anécdotas, los cuentos, las leyendas, los romances, las canciones, el patrimonio de las pobres cosas de la vida y de su sabiduría”. Dejad, pues, las madreñas junto al protón y pasad, que la lumbre ya está preparada y hay un montón de historias que contar.
Diego González López.
Es el calecho una parte muy importante de nuestra forma de ser como leoneses. Es el medio que nos rodea el que nos modela, y en León siempre se caracterizó por su hostilidad, y quizá sea que por esa vida tan dura en un medio tan duro para el hombre como es esta tierra, que siempre se buscó refugio en el trabajo en grupo, en la lucha en común por el interés de todos, y también en el escudo protector de la palabra como transmisora de los grandes saberes para dar consistencia a las relaciones sociales que se daban en nuestros pueblos.
EL calecho no es ni más ni menos que la reunión de la comunidad, del pueblo, para contar y hablar. Pero esto sería muy simplista. Es mucho más: es la imagen, el retrato mismo del pueblo y sus gentes, el material intangible de la palabra con el que lograban identificarse frente a otros pueblos y a otras historias, es la transmisión de los conocimientos beneficiosos para la comunidad, de las historias y leyendas, de los juegos y los cantares,… es, en definitiva, un autorretrato colectivo de la esencia de un pueblo.
Pero los tiempos han avanzado. La vida en los pueblos ya no es tan dura y las tareas propias de los campos y los montes han sucumbido a la modernización. Los pueblos son lugares en los que cada vez es más difícil vivir de acuerdo a los cánones de lo moderno establecido. Cada vez más habitantes de lo mal llamado mundo rural tiene que irse, abandonar sus raíces para echarlas en otro entorno que les es ajeno. Pero aún así siempre les queda el poso de la tradición, de lo transmitido en esos calechos, filandones, … siempre lo recuerdan … y lo transmiten. Y así de nuevo esa rueda vuelve a girar.
Esto es lo que ha pasado en este pueblo de Canales: la rueda ha vuelto a girar, la memoria ha desempolvado las historias reales e inventadas, los cuentos y las leyendas, el anecdotario del día a día, … y la tradición sumida en el olvido vuelve a manifestarse con fuerza. La semilla que nuestros mayores sembraron en forma de palabra y conocimiento vuelve a brotar, y se recuperan historias y andanzas que regeneran la vida y la imagen del pueblo; gracias a este espíritu mi generación ha conocido la historia de un pueblo y sus gentes, se ha recuperado el pendón, hemos conocido el patrimonio oculto del lugar con sus norias, molinos,… hemos asistido a un renacer.
Pero dejémonos de tanta divagación y filosofía. Os invito a pasar y a disfrutar de este divertido calecho de Canales que hoy también es vuestro, y sirva también como homenaje a toda esa sabiduría que nuestros mayores nos transmitieron en sus palabras. Y como dijo Luís Mateo Díez, conocedor de la gran importancia de esta herencia cultural de los pueblos leoneses: “…es el momento de contar, de escuchar, de remover la memoria vecinal que, como un viejo arcón, guarda los sucesos, las anécdotas, los cuentos, las leyendas, los romances, las canciones, el patrimonio de las pobres cosas de la vida y de su sabiduría”. Dejad, pues, las madreñas junto al protón y pasad, que la lumbre ya está preparada y hay un montón de historias que contar.
Diego González López.
¡Hola Diego! ¡Gracias por recordarnos de una forma sencilla y concreta, lo que es un Calecho. Y sobre todo tener siempre presente la frase del Luis Mateo.
Para mí, más ajena, porque soy nueva en estos lares, la palabra Calecho ya la conocia, y aunque mayor que tú, tampoco la habia vivido directamente. A raiz de la formación de este Calecho, entraba a leer, e iba a las actividades del verano. Y para mí, esta palabra ha sido y será siempre parte de nuestro pueblo. No voy a dar más vueltas, porque los que me conocen de cerca, ya saben que aunque estaba en otro foro, éste era y es "El CALECHO DE CANALES". Lo he defendido siempre. Y por ello me he llevado más un de golpe. Pero no me importa, porque sé que es así, y así será.
Un abrazo Diego, extenso para tu madre, hermano.
Os deseo lo mejor para este año nuevo que se acerca.
Un abrazo
Para mí, más ajena, porque soy nueva en estos lares, la palabra Calecho ya la conocia, y aunque mayor que tú, tampoco la habia vivido directamente. A raiz de la formación de este Calecho, entraba a leer, e iba a las actividades del verano. Y para mí, esta palabra ha sido y será siempre parte de nuestro pueblo. No voy a dar más vueltas, porque los que me conocen de cerca, ya saben que aunque estaba en otro foro, éste era y es "El CALECHO DE CANALES". Lo he defendido siempre. Y por ello me he llevado más un de golpe. Pero no me importa, porque sé que es así, y así será.
Un abrazo Diego, extenso para tu madre, hermano.
Os deseo lo mejor para este año nuevo que se acerca.
Un abrazo