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CANALES: MI PRIMERA VISITA AL PUEBLIN...

MI PRIMERA VISITA AL PUEBLIN

Mi primer viaje a Canales fue en 1977, contaba yo por aquel entonces 8 añitos y estaba nerviosa porque iba a conocer a la familia de mi madre e iba a viajar en avión por primera vez.
La experiencia del avión no la recuerdo con mucho cariño ya que la altura me causo un gran dolor de oídos que me hizo incluso llorar.
Cuando por fin llegamos al pueblin, nos fuimos a hospedar a Somata, en la casa familiar de la familia López Vega, los abuelos de mi madre, por aquel entonces vacía.
Una curiosa casa o al menos eso me lo pareció a mi.
Era una casita chiquitita, blanca, a mi se me antojaba como la casita del abuelo de Heidi, mis dibujos favoritos que por aquel entonces daban en la televisión.
Pero a la vez que bonita me resultó extraña, más cuando mi madre me explico que para ir al baño, debía ir a la cuadra.
- ¿A la cuadra mamá? le pregunté yo.
- ¡Si!, esta casa es muy antigua y no tiene baño, cuando tengas ganas tienes que ir a la cuadra.
- ¡Dios santo! Yo una niña de ciudad haciendo mis cosas en una cuadra, ¿pero que clase de casa era aquella?
La primera vez que tuve que ir a la cuadra y abrí aquella puerta, solo ví oscuridad, y encima tropecé con un cencerro, aquello para mi fue peor que cualquier castillo del terror.
Desde aquel momento, cada vez que tenia que ir al baño, me iba hasta La Magdalena, hasta la mueblería de Chelín, la prima de mi madre, cruzaba el Río Luna de una punta a otra solo con tal de poder disfrutar de aquel magnifico invento que era el water.
El pueblo lo recuerdo con mucho cariño, no así el saludar a tanta gente…
- Tu eres de Lites, le decían a mi madre por cualquier lado.
Y ¡ala! parate a saludar a dar besos a todo el mundo, yo creo que aquel verano bese a todo el pueblo, todo el mundo:
- ahí que nenas más ricas… y yo le decía a mi madre:
- ¿Mamá cuando se acaba tu familia?
También recuerdo con asombro los nombres de los tíos de mi madre, Toyo, Lolo, Chelo, Jamín, Logio, Coco, ¿es que nadie tenía un nombre normal allí?
También me resultaron salvajes, una vez para comer uno de los tíos de mi madre, creo que Toyo, mato uno de los lindos conejitos de un golpe, y lo despellejo delante nuestro, ¡salvaje! Pensé yo, no pienso comer ese arroz con conejo, y no lo comí, de hecho nunca jamás he podido comer conejo, así que no sé si me pierdo un rico manjar o no.
Pero a parte de los traumas de conejos, besos y cuadras, también tengo recuerdos alegres, como, lo que me divertía jugando al escondite en la mueblería, escondiéndome en armarios y baúles, o jugando con Manu y Luis, primos de mi madre pero que eran poco más mayores que yo, ¡y que guapos me parecían!, fueron mis dos primeros amores platónicos.
Tengo un especial cariño a un perrito con el que jugaba, blanco con manchas negras que no sé de quién era.
La vuelta ciclista y como me gustaba montar en el coche escoba de Emilio que no era otro que el furgón de su mueblería. Las sopas de ajo, las fiestas
Ahora todas esas cosas las esta experimentando mi hija Paula de la que espero que lleve al pueblín en su corazón tal como lo llevo yo.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Gracias por tu aportación, Bego.
Muy buenos recuerdos... jajaja, para los que nos criamos en el pueblin lo veiamos de lo mas normal... pero claro habiendo conocido otra cosa no me extraña.