Nuestras vidas no están en manos de los dioses, sino en manos de nuestros cocineros. Un postre sin queso es como una doncella hermosa, pero tuerta.
La suerte de las naciones depende de su manera de alimentarse. Nuestras vidas no están en manos de los dioses, sino en manos de nuestros cocineros.
A balazos de plata y bombas de oro, rindio la plaza el moro. A bicho que no conozcas, no le pises la cola.