¿De qué nos sirven estos carteles si están hoy por hoy arruinados con pintadas? ¡Qué poco se respeta, cuánto se gasta en vano para quien no aprecia lo suyo propio! Es así como lucen los carteles ahora a la vera del Urbel en su intento por tapar vida, naturaleza y sociedad. Una imagen deleznable de niñatos desagradecidos es lo que dan. ¡Y tan felices!
