HOYOS DEL TOZO: Tengo siempre presente las palabras, serenas, dichas...

Tengo siempre presente las palabras, serenas, dichas allá a inicios del 2000 por una persona que había vivido intensamente el viejo mundo de Las Loras que ya desde treinta años antes se estaba derrumbando: "ahora tenéis muchas cosas, pero no se os ve felices; nosotros teníamos la solidaridad y sí lo éramos".
Y nosotros nos decimos: ¿por qué ellos, que vivían relativamente felices, abandonaron aquel mundo?. El Diccionario de Madoz, de 1850, ya habla de los pueblos del norte del partido judicial de Villadiego que vivían el inverno felices en sus veladas nocturnas en el calor de las cuadras. Quizás el oropel que les llegaba desde las nuevas pantallas de la televisión, a partir de la década de los sesenta, las grandes ventajas de tener un trabajo estable, con vacaciones pagadas, derechos sociales y otras cosas cambió todo perdiendo lo más positivo del viejo mundo. Quizás ellos soñaban, sin poderlo racionalizar, que era posible unir lo mejor de los dos mundos; pero fueron constatando que lo suyo se perdía irremediablemente.
Este es un simple bello recuerdo de aquellas generaciones que hicieron de estas durísimas tierras lugares entrañables con momentos inolvidables que ya nunca volverán: el repique de campanas los días de procesión, la alegría del encuentro de las ferias locales, el murmullo de los pescadores de cangrejos cuando el río era propio y limpio, los encuentros comarcales en los lugares de romería antes de comenzar la cosecha del verano, la celebración de la fiesta patronal con los músicos en las eras, la suelta de la vacada y las luchas territoriales, la bendición de los ganados, los cuentos y relatos de las veladas,...