En lo más alto del escarpado cordal calizo que se alza frente al
pueblo de
Arreba y mimetizadas con el roquedo, se localizan las
ruinas del
castillo de Arreba. Esta legendaria fortaleza, situada estrategicamente para vigilar las
vías de comunicación que desde el Ebro atravesaban el desfiladero de la Nava, fue un importante bastión en el abance de los astures y montañeses que bajaban desde el norte para repoblar unas tierras que en aquellos remotos tiempos, siglos VIII y IX, se llamaban las Bardulias.
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