Luego, vino su carta de visita a Burgos, que yo también le serví cuando era Chemari, el amante y estudioso del fado. Cuando ya no era ni corresponsal de nada. Teniendo amigos en el diario de Burgos, comentando que me parecía interesante esa faceta cultural, conseguí que le cedieran un espacio bastante aceptable en la contraportada del diario de Burgos. Poco le pareció dada su importancia. Con un canto en los dientes se podía dar, más de lo que alguien como yo hubiera podido hacer ya si no hubiera ... (ver texto completo)