El primer título, «
Ávila del Rey», se lo concedió Alfonso VII por ser la ciudad en la que vivió durante su niñez y que le protegió de los intereses de su padrastro, Alfonso I el Batallador, rey de
Aragón. El título de «Ávila de los Leales» fue otorgado por Alfonso VIII, en circunstancias similares. Se debió al apoyo de la ciudad al
joven rey, donde permaneció refugiado desde los cinco años hasta los once, huyendo de la persecución de su tío Fernando II de
León