OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

BELMONTE: COMENTARIO...

COMENTARIO

Don Miguel Cervantes Saavedra.

Mis queridos lectores quiero contaros lo que se me olvido escribir en mi novela caballeresca la cual titule “EL HIGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA:
Era por el verano del año 1580, cuando yo recorría las ciudades de la Mancha un poco contrariado, porque se me había denegado la solicitud del viaje que tanto tiempo había tenido en la mente, y que don Abelardo de Sotomayor me contaba las lindezas de las INDIAS, con su facundia llegaba a aumenta mis ilusiones de irme y ver los ricos campos que allí en Nueva España había, me resaltaba sus buenas gentes su desinterés por todo lo material. Esto a mí me hacia perder el seso, despertándome el deseo de ir hacer las AMERICAS.
Pues me tuve que conformar con recorrer los Campos de la Mancha donde dice el refrán que hay nueve meses de invierno y tres de infierno, este refrán lo aprendí cuando de niño recorría con mi padre estas tierras MANCHEGAS, pues tengo que deciros que mi padre ejercía la Medicina ambulante era muy valorado por estas gentes y muchas veces nos pagaban por trueque en vez de dinero nos daban o bien quesos, habichuelas, garbanzos, o harina de Farinetas, también solían darnos un trozo de salón esto último era carne secada al sol que mi madre la ponía con agua para ablandarla y luego la hacia con tomate y guindillas Picantes y estaba la mas de rica, pues era todo un manjar cuando volvíamos a casa en ALCALA DE HENARES.

Me acuerdo que un día que tuvimos que ir a una QUINTERIA para visitar un hombre enfermo. vimos a un caballero que montado en su caballo lanza en ristre se decía marchar acompañado por su escudero, estos según nos contó el porquero de la QUINTERIA, iban en buscas de aventuras, me acuerdo que el caballero le llamaban Don Quijote y para que no le diera el sol en la cabeza llevaba una vacía del barbero por sobrero, el tal escudero vestía no como cualquier escudero, sino. al más puro estilo labriego Manchego, este atendía por Sancho Panza, esto último era un apodo que le pusieron los labradores de su pueblo por ser muy aficionado a comer GACHAS DE FARINETAS, llevaba calzados los pies con peales y albarcas, lo que más me gusto fue su BURRO el cual lo llamaba Rucio.
(Cosa muy curiosa hoy a pesar de que estamos en la era de la modernidad la gente lleva en la pare trasera de su coche un BURRO por algo será no creo yo que sea en homenaje al famoso escudero Sancho Panza, el cual estuvo por estas tierras CATALANAS).
Cuando nos vieron llegar ellos ya marchaban y dijeron son el escribano y su ayudante, que vienen a recoger las última voluntad de Don Nemesio que así se llamaba el enfermo, señor de aquella QUINTERIA, el cual y según ellos estaba en las ultimas postrimerías.