HIstorieta: III
Quiero contaros esta historieta que llevo en mis neuronas y que por su impertinencia y pesadez quiere ver la luz, y me apremia y violenta para que me desperece y ponga manos a la pluma y la saque a la claridad del día y la cuente, dejándola escrita.
Y estoy un poco indeciso pensando como darle comienzo, porque me cuesta un poco de trabajo dar inicio a la misma, pero mire usted, por donde me viene la sugerencia de las palabras de la LITERNA DE CESAR VIDAL, porque una cosa tengo muy clara y es que no me gusta el PLAGIO, pero me encanta el comienzo de este programa y como el ubica siempre su historia y luego hace la aplicación de la misma ¡QUE PRIMOR!.
Por tal motivo quiero dejar esto bien claro que he cogido la cabecera de la entradilla que este director hace en el susodicho programa.
Corría el año 1952, cuando el Generalísimo Don Francisco Franco Bahamonde hizo su primera amnistía, y los españoles que habían sido desterrados por sus ideas comunistas en la contienda del 1936, podían volver a su pueblo de origen para ver a sus familiares.
Esta mujer de la historieta llamada María volvió a su pueblo para ver al hijo que se había dejado casado en el pueblo y también a sus nietos los cuales no conocía, pero mire usted, por donde un día que salía con su nieta a dar una vuelta por el pueblo vio a una antigua amiga de antes de la guerra la cual había prosperado mucho, o sea que había hecho algún capital con el negocio que tenía.
Cuando se saludaron todo fue parabienes y la señora María de buena fe se creyó todo el rosario de buenas intenciones que su amiga le comunico incluso fue invitada por esta para que viera su casa, y lo mucho que había prosperado, y la señora Maria acudió a la invitación de su amiga.
Cuando la señora María llego a casa de la amiga. Está la recibió de mil amores y le enseño todo para darle a conocer lo mucho que había prosperado después de la Guerra porque antes no era nada y vivía de un jornal.
Pues la señora María se excedió un poco más de la cuenta en comer de lo que su amiga le había puesto y cuando llego a casa del hijo no sabia donde acudir primero si a la boca o a su tripa porque le entro una descomposición de vaya usted con Dios.
Pues la nieta se tuvo que emplear a fondo, para limpiar a la abuela.
Pues la amiga hasta aquí no sabíamos como había obrado, pero luego al pasar unos años fue descubierta en su mala intención.
Porque se dio el caso de que otra vez se encontraron por la calle y se saludaron con bastante efusión algo más calmadas, también la invito y señalaron el día, pero cuando la señora Maria fue a casa de la amiga con la buena intención, esta salió a la puerta de la calle y le dijo María hoy no te puedo recibir, porque tengo visita, y era porque ya no le podía enseñar nada.
Quiero recordar la cara de la señora María cuando llego a casa del hijo, pues fue entonces cuando ella se dio cuenta de las intenciones de la amiga de otro tiempo y es que hay personas de estas que actúan con mala fe.
Esto para mí siempre seria una lección que aunque era un niño la comprendí al pie de la letra y siempre la medite para sacar una lección practica, sobre lo que tiene que ser una AMISTAD SINCERA, nunca fui en casa del amigo porque me invitase, y si este lo hacia yo más de una vez le hice ver que no iba por ninguna cosa material, sino por AMISTAD.
Decía el Maestro Fray Luis de León, que la amistad hecha deprisa es como nube de verano caída en altas cumbres, que aunque sea abundante corre muy ligera
El Maestro también en sus obras nos habla lo difícil que es tener un buen amigo, y lo mucho que cuesta conservarlo, por tal motivo el siempre apelo a la conciencia del hombre que es por la cual se salva o se condena.
Y quiero traer aquí lo que un buen amigo me contó un día con toda confianza mientras nos tomábamos unas copichuelas: este amigo mío tenia una cuñada que siempre lo invitaba a comer, y lo agasajaba con todo lo que tenia, y este mi amigo la complacía porque tenia muy buen estomago, pero mira usted, por donde cuando lo tenia hasta el GOLLETE como se dice por mi tierra (ya no le cabía más).
La cuñada le decía. PEPE cuanto comes, entonces mi amigo notaba como el dardo se le clavaba en el cuello, porque después de complacerla, luego se lo echaba en cara.
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