Que así como en la Divinidad el Espíritu
Santo, inspirado juntamente de las personas del Padre y del Hijo, es el amor, y, como si dijésemos, el nudo dulce y estrecho de ambas, así Él mismo, inspirado a la
Iglesia, y con todas las partes justas de ella enlazado y en ellas morando, las vivifica y las enciende, y las enamora y las deleita, y las hace entre sí y con Él una cosa misma. «Quien me amare, dice
Cristo, será amado de mi Padre, y vendremos a Él y haremos morada en Él.» Y
San Pablo: «La caridad
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