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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Conocimiento de Dios...

Conocimiento de Dios

Mediante las criaturas corporales

La verdad siempre implica una comparación. La verdad epistémica es la indivisión entre el ente conocido y el conocimiento del mismo, y la verdad óntica consiste en la indivisión entre el acto y la potencia. Todas las criaturas son ónticamente verdaderas en la medida en que actualicen las perfecciones potenciales de su naturaleza y son ónticamente falsas en la medida en que fallen en hacerlo. Mientras más cumplan con su naturaleza, más verdaderas son. En las criaturas, hay mezcla de verdad con falsedad, de indivisión con diferencia entre el acto y la potencia. Las criaturas son actualizaciones parciales de la verdad. Esto se debe a que las criaturas son compuestos de materia y forma, de existencia y ser. La materia le añade existencia a la forma y la forma le añade acto de ser a la materia. Todas las criaturas son ónticamente verdaderas en que las potencias de su existencia, dadas por la materia, sean realizadas mediante la perfección de su ser, dado por la forma.

Ahora bien, si las criaturas son instancias parciales de la verdad, para Buenaventura, tienen que tener la verdad por participación. Esto significa que tiene que existir necesariamente una causa ejemplar que tenga la verdad por esencia. La participación, en principio, puede describir relaciones entre criaturas. Una pintura, por ejemplo, puede tener las características de una casa, pero, como las tiene de manera imperfecta, le tienen que haber sido participadas por otro, el artesano. El artesano tiene en su mente las características de una casa y se las participa a la pintura mediante sus técnicas. Ahora bien, si la realización incompleta e intrínsecamente imperfecta de atributos categóricos implica que tales atributos deban existir en otra criatura esencialmente, entonces, los atributos trascendentes deben comportarse del mismo modo. La causa ejemplar de la verdad óntica en las criaturas tiene que ser por lo tanto Dios, que realiza perfectamente su propia esencia y es entonces esencialmente verdadero.​

Para Buenaventura, los rasgos de las criaturas corporales, como el peso, el número, la medida, la mesura, la belleza, el orden, el origen, el tamaño, la completitud y la función, todas estas características, reflejan las propiedades esenciales de Dios, el poder, la sabiduría y el bien.