Operaciones policiales anteriores
El 13 de marzo de 2004, dos días después de los atentados, el diario El Mundo publica un artículo titulado Cronología de las detenciones de integristas islámicos en España.
El 13 de octubre de 2001, en un registro a un grupo islamista establecido en la calle de la Ronda de Cooperativas 4 de Madrid, se detiene a un ciudadano marroquí, Majib Chaid Mohamed. Junto a material para fabricar bombas se le encuentra un teléfono Trium con los orificios en la parte superior del mismo, similar a los utilizados por la red Al-Qaeda en el ataque de Bali (Indonesia). Posteriormente, según el escrito del fiscal (2005), coincidiría también con el mismo sistema que ha sido usado en los ataques terroristas de Madrid, cometidos el 11 de marzo de 2004 y, en particular, con el terminal de telefonía móvil recuperado en la mochila que fue desactivada por los TEDAX-NRBQ en Puente de Vallecas. En realidad, Majib Chaid Mohamed huyó en esa fecha, pero fue detenido posteriormente en Barcelona. Al realizar el registro en el citado domicilio de Madrid fue cuando se hallaron armas y material para fabricar explosivos.
A principio de 2003 se llevan a cabo otras operaciones policiales en Barcelona para desarticular al comando «Dixan», en las que se detiene por segunda vez a un terrorista islámico que portaba documentación falsa.
En marzo de 2003, la Audiencia Nacional pone en libertad a varios detenidos a los que se les habían ocupado varios videos con operaciones militares y documentación falsa.
En enero de 2004, al investigarse una nueva trama, aparece un teléfono móvil similar manipulado en la calle Bonaire, de Olot, domicilio del argelino Mohamed Amine Benboura. Sin embargo, El Mundo nunca informó de estos detalles relacionados con los teléfonos móviles.
Algunos analistas, ya en 2004, después de los atentados, consideraron la posibilidad de que todas estas operaciones policiales llevadas a cabo antes de los atentados crearan una falsa sensación de seguridad en las autoridades policiales y políticas, y le atribuyeron un efecto preventivo que no tuvieron.
El 13 de marzo de 2004, dos días después de los atentados, el diario El Mundo publica un artículo titulado Cronología de las detenciones de integristas islámicos en España.
El 13 de octubre de 2001, en un registro a un grupo islamista establecido en la calle de la Ronda de Cooperativas 4 de Madrid, se detiene a un ciudadano marroquí, Majib Chaid Mohamed. Junto a material para fabricar bombas se le encuentra un teléfono Trium con los orificios en la parte superior del mismo, similar a los utilizados por la red Al-Qaeda en el ataque de Bali (Indonesia). Posteriormente, según el escrito del fiscal (2005), coincidiría también con el mismo sistema que ha sido usado en los ataques terroristas de Madrid, cometidos el 11 de marzo de 2004 y, en particular, con el terminal de telefonía móvil recuperado en la mochila que fue desactivada por los TEDAX-NRBQ en Puente de Vallecas. En realidad, Majib Chaid Mohamed huyó en esa fecha, pero fue detenido posteriormente en Barcelona. Al realizar el registro en el citado domicilio de Madrid fue cuando se hallaron armas y material para fabricar explosivos.
A principio de 2003 se llevan a cabo otras operaciones policiales en Barcelona para desarticular al comando «Dixan», en las que se detiene por segunda vez a un terrorista islámico que portaba documentación falsa.
En marzo de 2003, la Audiencia Nacional pone en libertad a varios detenidos a los que se les habían ocupado varios videos con operaciones militares y documentación falsa.
En enero de 2004, al investigarse una nueva trama, aparece un teléfono móvil similar manipulado en la calle Bonaire, de Olot, domicilio del argelino Mohamed Amine Benboura. Sin embargo, El Mundo nunca informó de estos detalles relacionados con los teléfonos móviles.
Algunos analistas, ya en 2004, después de los atentados, consideraron la posibilidad de que todas estas operaciones policiales llevadas a cabo antes de los atentados crearan una falsa sensación de seguridad en las autoridades policiales y políticas, y le atribuyeron un efecto preventivo que no tuvieron.