Etapa veneciana
En 1388 se trasladó a Venecia, capital de la república de su mismo nombre, donde ofició como lector en la escuela de teología de San Zanipolo, y en los años siguientes desarrolló una intensa actividad pastoral. Allí ganó fama de orador brillante y buen conocedor de las sagradas escrituras, se implicó en la reforma de las órdenes monásticas y en su regreso a la estricta observancia de la reglas religiosas; íntimo amigo del dogo Antonio Venier y con buenas relaciones entre el patriciado y el clero venecianos, promovió entre la aristocracia numerosas conversiones a la religión de Santo Domingo y contribuyó decisivamente al desarrollo del monasterio de Corpus Christi, bajo el auspicio de Bonifacio IX. De esta época datan sus obras Iter Perusinum y Libro d'amore di carità.
A finales de siglo tuvo inesperadamente su caída en desgracia: en 1399 se expandió por Italia un movimiento religioso popular conocido como los Bianchi, grupos de penitentes de todos los estratos sociales que en número de varios miles recorrían las ciudades y pueblos autoflagelándose e implorando la misericordia divina ante tanta hambre, peste y guerra. Ya cincuenta años antes Clemente VI había prohibido este tipo de actos por considerarlos heréticos, y ahora por cuestiones de orden público la Signoria de Venecia les prohibió la entrada en la ciudad, pero desafiando esta disposición, Dominici organizó con ellos una multitudinaria procesión que acabó siendo disuelta por las autoridades. Su desobediencia le costó ser desterrado de la república por cinco años.
En 1388 se trasladó a Venecia, capital de la república de su mismo nombre, donde ofició como lector en la escuela de teología de San Zanipolo, y en los años siguientes desarrolló una intensa actividad pastoral. Allí ganó fama de orador brillante y buen conocedor de las sagradas escrituras, se implicó en la reforma de las órdenes monásticas y en su regreso a la estricta observancia de la reglas religiosas; íntimo amigo del dogo Antonio Venier y con buenas relaciones entre el patriciado y el clero venecianos, promovió entre la aristocracia numerosas conversiones a la religión de Santo Domingo y contribuyó decisivamente al desarrollo del monasterio de Corpus Christi, bajo el auspicio de Bonifacio IX. De esta época datan sus obras Iter Perusinum y Libro d'amore di carità.
A finales de siglo tuvo inesperadamente su caída en desgracia: en 1399 se expandió por Italia un movimiento religioso popular conocido como los Bianchi, grupos de penitentes de todos los estratos sociales que en número de varios miles recorrían las ciudades y pueblos autoflagelándose e implorando la misericordia divina ante tanta hambre, peste y guerra. Ya cincuenta años antes Clemente VI había prohibido este tipo de actos por considerarlos heréticos, y ahora por cuestiones de orden público la Signoria de Venecia les prohibió la entrada en la ciudad, pero desafiando esta disposición, Dominici organizó con ellos una multitudinaria procesión que acabó siendo disuelta por las autoridades. Su desobediencia le costó ser desterrado de la república por cinco años.