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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Cuba...

Cuba

Los carnavales tienen una rica historia en Cuba. Se conocen en el país desde antes de 1585 con diferentes nombres: antruejos, carnestolendas, mascaritas y finalmente carnavales. Llegan en verano con las vacaciones y el calor tropical. Son fiestas multitudinarias en las que es imposible ser simples espectadores. Desde la época colonial, a los paseos de carnaval concurrían en la capital todas las clases sociales, en carruajes, a caballo y a pie, con máscaras o como simples espectadores y todos participaban de aquel festivo simulacro. Así duraron aún después de la introducción de los automóviles permanentemente cerrados, con techos y vidrios laterales, aunque a los “paseos” dejaron de concurrir la gente pudiente, a lo cual contribuyó la creciente acritud en las luchas de las clases sociales y los temporales enconos de las rivalidades políticas, según escribió Don Fernando Ortiz. Las carrozas que se exhibían en los carnavales de los tiempos de la colonia contaban con figuras alegóricas y bellas mujeres, como reedición de aquellos carrus nivalis, que salían en las procesiones de ritos primaverales de las antiguas Grecia y Roma. El carnaval lleva su propia música retumbante y resonante, y la conga de origen africano es el género musical que caracteriza este festejo. Una música que no lleva altoparlantes, ni electrificación, que suena y truena, al decir de los griegos de la antigüedad. La conga lleva tambores, quintos, bombos, cencerros, hierros sonantes y metales. Cuando los participantes van diciendo: “ ¡Abre que voy, cuidado con los cayos!”, usted deja pasar el cortejo o se une en fila durante kilómetros y kilómetros. Los elementos comunes a todas las fiestas suelen ser los desfiles de carrozas, las competencias coreográficas entre comparsas, la presentación simultánea de grandes orquestas de música popular, los bailes multitudinarios y el expendio de comidas y bebidas. Para muchos, los más famosos de todos los carnavales de la Isla son los de La Habana y los de Santiago de Cuba. La fiesta de la capital del Caribe se distingue por su tono eminentemente espontáneo y popular. Todas estas manifestaciones festivas, que fueron menospreciadas antaño, ayudaron a los esclavos y desfavorecidos de la vida a preservar su dignidad de hombres contra la servidumbre o la miseria. Por eso los hombres y los pueblos preservan y aman tanto sus festejos.