Los materiales
El predominio de algunos materiales de construcción fundamenta la clasificación de las casas rurales españolas propuesta por Bolós y Capdevila (1978). Se distinguen en ella cuatro grandes grupos, distribuidos del modo que se resume a continuación. La casa de piedra, cuya composición concreta (granito, gneis, pizarra, caliza, arenisca) depende del ámbito litológico en el que se encuentre, se extiende por una franja periférica que comprende Galicia, las montañas de León, Asturias, Cantabria, las montañas vascas, el Pirineo y el Prepirineo, la mayor parte de Cataluña y Baleares, Valencia, Murcia, el litoral mediterráneo andaluz y Extremadura. La casa de barro (barro crudo secado al sol, como el adobe y el tapial, o barro cocido, como el ladrillo y la teja) se halla generalizada en un dominio predominantemente interior, que abarca las dos Mesetas, el valle medio del Ebro, la huerta de Valencia y Murcia y la campiña del Guadalquivir. La casa de madera ha perdido importancia, por los riesgos que entraña, y se halla reducida a la modalidad entramada (en la que el armazón de ese material se rellena con fábrica) del País Vasco, de la Alcarria y de las tierra pinariegas de las sierras de Gredos y Guadarrama y del Sistema Ibérico. En el apartado final de las casas rurales construidas con otros materiales se incluyen las chozas hechas con recursos vegetales y la cuevas, de variada localización, que constituyen las expresiones más pobres del conjunto.
A medida que nos desplazamos hacia el sur aparecen, junto a las casas en bloque, las casas disociadas de una o dos plantas, con corrales o patios más o menos amplios y en general cerrados, que constituyen un componente característico de los paisaje manchegos y andaluces.
La casa de piedra
Dentro ya de la Meseta aparecen algunos enclaves de casas construidas con piedra. Hay que citar la casa pastoril del Sistema Central, vertiente meridional de la sierra de Guadarrama, desde Somosierra hasta San Vicente de Toledo, sierra de Malagón y Parameras de Ávila. Son casas muy simples, de una sola planta, de mampostería de granito al descubierto, tejado a dos vertientes con teja curva. En la Meseta meridional, en el sector de los páramos orientales, se encuentran casas muy parecidas, de mampostería de caliza, pero en las que una más intensa actividad agraria conduce a la aparición de un sobrado o desván.
El predominio de algunos materiales de construcción fundamenta la clasificación de las casas rurales españolas propuesta por Bolós y Capdevila (1978). Se distinguen en ella cuatro grandes grupos, distribuidos del modo que se resume a continuación. La casa de piedra, cuya composición concreta (granito, gneis, pizarra, caliza, arenisca) depende del ámbito litológico en el que se encuentre, se extiende por una franja periférica que comprende Galicia, las montañas de León, Asturias, Cantabria, las montañas vascas, el Pirineo y el Prepirineo, la mayor parte de Cataluña y Baleares, Valencia, Murcia, el litoral mediterráneo andaluz y Extremadura. La casa de barro (barro crudo secado al sol, como el adobe y el tapial, o barro cocido, como el ladrillo y la teja) se halla generalizada en un dominio predominantemente interior, que abarca las dos Mesetas, el valle medio del Ebro, la huerta de Valencia y Murcia y la campiña del Guadalquivir. La casa de madera ha perdido importancia, por los riesgos que entraña, y se halla reducida a la modalidad entramada (en la que el armazón de ese material se rellena con fábrica) del País Vasco, de la Alcarria y de las tierra pinariegas de las sierras de Gredos y Guadarrama y del Sistema Ibérico. En el apartado final de las casas rurales construidas con otros materiales se incluyen las chozas hechas con recursos vegetales y la cuevas, de variada localización, que constituyen las expresiones más pobres del conjunto.
A medida que nos desplazamos hacia el sur aparecen, junto a las casas en bloque, las casas disociadas de una o dos plantas, con corrales o patios más o menos amplios y en general cerrados, que constituyen un componente característico de los paisaje manchegos y andaluces.
La casa de piedra
Dentro ya de la Meseta aparecen algunos enclaves de casas construidas con piedra. Hay que citar la casa pastoril del Sistema Central, vertiente meridional de la sierra de Guadarrama, desde Somosierra hasta San Vicente de Toledo, sierra de Malagón y Parameras de Ávila. Son casas muy simples, de una sola planta, de mampostería de granito al descubierto, tejado a dos vertientes con teja curva. En la Meseta meridional, en el sector de los páramos orientales, se encuentran casas muy parecidas, de mampostería de caliza, pero en las que una más intensa actividad agraria conduce a la aparición de un sobrado o desván.