Compramos energía a futuro

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: “2005-04-12 17:50:24 Que el río Záncara y por las inmediaciones...

“2005-04-12 17:50:24 Que el río Záncara y por las inmediaciones de su afluente el arroyo Cazarejo, eran buenos RODALES de cangrejos, lo puedo atestiguar desde décadas ha. Allá por los años 1958 al 62, buenos atardeceres de pesca pasamos, sobre todo por donde estaba el molino de DON JUAN, en la ribera del Záncara hasta llegar a la CASA del MARQUÉS. Don Lino (maestro), Don Delfín (médico), David, El Secretario, Pepe y su padre, Jesús, Pina…..éramos entonces, y sin ánimo de olvidar a nadie, los que practicábamos estas deliciosas actividades. Todo comenzaba por adquirir unas buenas porciones de SALON, carne de oveja sazonada y secada al sol, como mejor carnaza, para atar a las LAMPARILLAS; otros llegaron llamándolas, RETELES, RATELES o NASAS, con formas mas o menos complicadas. Lo nuestro era un aro de unos 35 cm, de diámetro, con una malla de GRAMANTE grueso de CÁÑAMO, especie de embudo o manga de café y en el centro, por dentro, se le ponía atado el CEBO. El aro cogido por tres partes, pendía de una cuerda que sostenida con una mano, se iba deslizando apoyada en la HORQUILLA, terminación en Y de un palo largo, que se coge con la otra mano; balanceando para posar el aparato, en la parte del cauce del rio, que nos pareciera mas propicia para abundancia de pesca. ¡Y cómo conocíamos los susodichos sitios!. Todo se complicaba un poco más, cuando ya ANOCHECÍO, es decir cuando empezaban los mejores momentos para la pesca, había que alumbrarse también con la linterna. Entonces la ayuda del compañero era inestimable, sobre todo si conseguías que alumbrara donde tú querías. Se hacía la puesta de una docena de lamparillas, separadas unos cinco a diez metros. Operación que lleva unos 25 a 30 min, se echaba un cigarrito o una mea…ta, y a sacarlas por orden de puesta. Y rara era la vez, en los buenos años, que no sacáramos próximo a la decena de cangrejos por lamparilla. También en los embalses de agua del Cazarejo por los parajes del BATAN y la CERRÁ (Cerrada), sitios oscuros por la arboleda y poca corriente, había buenos ejemplares. Mas abajo, pasando el Estrecho, y ya en el término de Fuentelespino, donde dice Sergiete, no necesitábamos llegar, quizás por no invadir. ¡Se siente Milagros! ¡También yo me lo pasaba de RECHUPETE!. Gabriel.”