21. Por fin, en María todo es relacionable con el hombre de todos los lugares y de todos los tiempos. Ella tiene un valor universal y permanente. "Verdadera hermana nuestra" (Marialis cultus, 56), y, "unida en la estirpe de Adán con todos los hombres necesitados de salvación" (Lumen gentium, 53), María no defrauda las esperanzas del hombre contemporáneo. Por su condición de "perfecta seguidora de Cristo" (Marialis cultus, 53) y mujer que se ha realizado completamente como persona, es una fuente perenne de fecundas inspiraciones de vida.