Después de profundizar, con una prolongada meditación sobre la exclamación de Isabel: "Bienaventurada Tú que has creído" (Lc 1, 45), los múltiples aspectos de la "fe heroica" de la Virgen, que él considera "como una clave que nos descubre la íntima realidad de María (ib., 19), el Santo Padre explica la "presencia materna" de la Virgen en el camino de la fe, conforme a dos líneas de pensamiento, una teológica, otra pastoral y espiritual.