¿Como es?
Precioso cíclido, de hasta 25 cm de longitud, que presenta cuerpo fusiforme, comprimido lateralmente. La cabeza, grande con perfil biconvexo, creciente, tiene boca dilatable, que en principio no parece excesivamente grande. Los ojos, circulares, tienen iris ancho, de color pardo oliváceo, con reflejos cobrizos. La aleta dorsal se prolonga a lo ancho de casi toda la línea de la espalda, acabando en prolongación aguda. Otros representantes del género Geophagus son conocidos como cíclidos cabezones, chanchitos-topetes y otros curiosos nombres comunes autóctonos, pero son raramente importados, injustamente desplazados por los nuevos cíclidos africanos. Machos y hembras pueden distinguirse por la esbeltez de líneas en los primeros, así como por lo fino y alargado de las aletas dorsal, anal y ventrales, que en las hembras son sutilmente más cortas y romas. El colorido. muy variable según la madurez de los ejemplares y el estado psicofísico de los mismos, suele ser pardo oliváceo en flancos y dorso, con zonas mas oscuras, mientras garganta, vientre, además de perfiles inferiores son blanco plateados. Una multitud de puntos dorados dispuestos en líneas longitudinales parecen 'encenderse', como auténticos fuegos artificiales, que adornan incomparablemente el cuerpo de estos 'comedores' de tierra.
Precioso cíclido, de hasta 25 cm de longitud, que presenta cuerpo fusiforme, comprimido lateralmente. La cabeza, grande con perfil biconvexo, creciente, tiene boca dilatable, que en principio no parece excesivamente grande. Los ojos, circulares, tienen iris ancho, de color pardo oliváceo, con reflejos cobrizos. La aleta dorsal se prolonga a lo ancho de casi toda la línea de la espalda, acabando en prolongación aguda. Otros representantes del género Geophagus son conocidos como cíclidos cabezones, chanchitos-topetes y otros curiosos nombres comunes autóctonos, pero son raramente importados, injustamente desplazados por los nuevos cíclidos africanos. Machos y hembras pueden distinguirse por la esbeltez de líneas en los primeros, así como por lo fino y alargado de las aletas dorsal, anal y ventrales, que en las hembras son sutilmente más cortas y romas. El colorido. muy variable según la madurez de los ejemplares y el estado psicofísico de los mismos, suele ser pardo oliváceo en flancos y dorso, con zonas mas oscuras, mientras garganta, vientre, además de perfiles inferiores son blanco plateados. Una multitud de puntos dorados dispuestos en líneas longitudinales parecen 'encenderse', como auténticos fuegos artificiales, que adornan incomparablemente el cuerpo de estos 'comedores' de tierra.
