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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: No bien dijo eso, el garrote voló por el aire y comenzó...

No bien dijo eso, el garrote voló por el aire y comenzó a darle golpes por todo el cuerpo. La posadera chillaba, el tonto se despertó y vio lo que estaba ocurriendo. La posadera le suplicaba:
-Señor, tenga piedad, ordénele a su bastón que me deje en paz. Le prometo que no volveré a engañar a nadie y le daré además, el mantel mágico o el gallito que lanza monedas de oro.
-Con que ésas tenemos –dijo el tonto, dándose una palmada en la frente-. Fue usted la que se burló de mis hermanos.
-Le juro que no lo volveré a hacer. Pero, por favor, detenga al garrote. Si sigue así, acabará matándome.