ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: - ¡Que te he dicho que no! ¡Es mío, mío y mío!- gritó...
- ¡Que te he dicho que no! ¡Es mío, mío y mío!- gritó el gigante, y levantó uno de sus colosales pies con la intención de aplastar el hombrecillo como si fuera el caparazón de un caracol.