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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: De igual modo, no carece de cierto fundamento suponer...

De igual modo, no carece de cierto fundamento suponer que la clase política afecta al cambio estimó que su comienzo era más factible en la institución eclesial que en la monárquica, que vería incluso con agrado, en la línea de una tradición plurisecular, limitar el poder de la Iglesia. Sin embargo, no cabe negar en este campo, cuando las hipótesis se levantan sobre plataformas documentales endebles o se construyen con migajas bibliográficas, resulta siempre muy socorrido acudir a la mencionada versión o a la estrechamente emparentada con ella de la diversión operada por el elemento gobernante para escamotear en sus súbditos la atención de los arcana imperii y buscar un chivo expiatorio. No obstante, fuentes impresas de distinto valor, como las memorias de Godoy o la historia del reinado de Carlos IV del Abate Muriel legitiman una caracterización general en el sentido apuntado.
Con todo, la política eclesiástica en el cruce de uno a otro siglo fue muy oportunista y vacilante, desplegada desde la Corona en función de factores de complejidad desconocida hasta entonces, como la vacancia de la silla pontificia o las discontinuas y taraceadas relaciones con Francia. El movedizo suelo diplomático y las incesantes luchas por el poder entre los clanes palatinos aclaran el panorama de la prolífica y, a veces, contradictoria legislación eclesiástica del período, en la que, no obstante, es perceptible un acrecentamiento de la esfera de la potestad civil en la espiritual. La desamortización de 1798, la Novísima Recopilación, o la concesión a España por la Santa Sede de un superior nacional para las órdenes religiosas existentes en su territorio -Bula Inter graviores, 15V-1804-, corroboraron lo expuesto.
La alianza entre el Trono y el Altar se escoraba así a favor del primero, como preludio de lo que sucedería en el porvenir. ¿Tuvo por causa este proceso la insegura e incierta posición de la Iglesia, amenazada por el doble ejemplo francés y cesaropista y minada de una eventual resistencia por la labor del cualificado sector de los filojansenistas? Así parece confirmarlo el que, tras los ataques a la monarquía absoluta en las Cortes de Cádiz, la alianza no invirtiese sus términos, aunque su dinámica sería distinta.