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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

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En las residencias de los patricios que daban a la playa, las doncellas atendían solícitas a sus señoras. En los umbríos comedores de verano, escondidos entre los jardines colgantes o los patios humedecidos por la espuma de las fuentes, los siervos preparaban las mesas para el almuerzo ligero del que tanto gustaban los romanos...

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En una de aquellas residencias el refrigerio había sido servido antes de la hora acostumbrada, y uno de los comensales ya había empezado a comer...

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En una casa cercana al Foro acababan de recibir un envío de cristalería preciosamente tallada, un seguro motivo de admiración en el próximo banquete de gala...

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Tan deseosos estaban los dueños de ver su nuevo tesoro que interrumpieron su almuerzo y ordenaron a un sirviente que abriera inmediatamente la caja. La primera capa de paja fue súbita y bruscamente arrancada por una ráfaga de viento...

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De repente, un violento sonido de agrietamiento inundó la atmósfera. El suelo tembló y se combó, y unos estremecedores mugidos, cual de gigantescos toros, parecieron brotar de las propias entrañas de la tierra...

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Los luminosos rayos dl sol se tornaron cobrizos y tibios. Nauseabundos vapores de azufre envolvieron la ciudad. Una nube colosal, semejante a un gigantesco hongo, surgió de la montaña y se elevó hacia el cielo...

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Las voces de las gentes pregonaron a gritos que el Vesubio acababa de estallar. Quienes pudieron, lo abandonaron todo y se lanzaron a las calles. Era la hora sétima. El entierro de un pueblo había comenzado.

SE VIÓ UNA NUBE NEGRA.

Por razones panorámicas, Herculano había sido construído en un promontorio situado entre dos riachuelos que bajaban del Vesubio. Al saltar la cima entera del monte, el vapor, en su fuga se mezcló con ceniza, piedra pómez y tierra, formando una sustancia viscosa que no tardó en bajar rápidamente por la vía de menor reistencia, es decir, por los lechos erosionados de los riachuelos...

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Herculano, pues, se convirtió en una isla en medio de un mar de lodo hirviente. En su contínuo ascenso, el lodo no tardó en sumergir a la ciudad bajo una capa cuyo espesor oscilaba entre doce y dieciocho metros...

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Al mismo tiempo, Pompeya, situada más al sur, corrió una suerte igualmente dramática y pavorosa, si bien la lluvia de ceniza y piedra pómez que recibió la cubrió en una profundidad de sólo siete metros, quedando expuesto un ligero esbozo de sus contornos...

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Si se considera el carácter extraordinario de la catástrofe, es sorprendente que hayan quedado tan escasos testimonios escritos sobre la misma. La única descripción de un testigo presencial que ha perdurado a través de los siglos es la de Plinio el Joven, cuyo tío, Plinio el Viejo, estaba al mando de la flota romana en Miseno, base estratégica situada en la bahía de Nápoles...

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"Nueve días antes, de las calendas de setiembre, alrededor de la hora sétima -escribió Plinio el Joven-, mi madre informó a mi tío que había sido vista una nube de extraordinarias dimensiones y carcterísticas...; tenía forma de árbol, probablemente sería el llamado pino "parasol" el que más se asemejaba...

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Cual un inmenso tronco, fue proyectada hacia arriba, desplegando en el cielo sus ramas colosales. Creo que, al principio, fue una violenta ráfaga de de viento lo que debió de arrastar la nube; luego, quizá porque amainara éste, o bien debido a su propio peso, cayó a tierra y se esparció ampliamente por doquier, cubriendo el lugar de capas blancas, oscuras o jaspeadas, según su contenido de ceniza o de brasas...

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A continuación, Plinio el Joven narra el extraordinario viaje que realizó su tío desde Miseno, a lo largo de la costa, en vano intento de socorrer a los supervivientes: "Las cenizas caían pesadas y calientes, sobre los navíos. Mientras tanto, el vesubio despedía grandes llamarada y los incendios multiplicaban sus reflejos por todas partes, creando un trágico contraste con las tinieblas de la noche"...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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La misión de socorro fue un fracaso, y el propio Plinio el Viejo sucumbió ante los embates del intenso calor. "Imagino que vapores muy densos le impidieron la respiración -escribe su sobrino-. Al amanecer, su cadáver fue hallado intacto, sin la menor herida y vestido cual si estuviera vivo"...