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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ......

Mientras la comida se va cocinando a fuego lento -soy de esas mujeres a la antigua, que aun cocinamos en cazuelas de barro-, estoy ojeando una vez más, las fotos y "chorradas varias" de un viaje que hicimos mi marido y yo a Italia; como os podéis imaginar, la visita a Roma y el Vaticano, entre otros lugares, fue visita obligada. En la Ciudad Eterna corrimos la Ceca, La Meca y La Vall d´Andorra; tan grandes fueron las caminatas que nos pegamos que las manoletinas o bailarinas -como se llaman ahora-, llegaron a Alconchel con unos ajugeros en la suela, del tamaño de dos euros. La verdad es que lo pasamos muy bien, y además éramos mucho más jóvenes, así que de cansarnos, nada de nada.

Recordando, recordando, he pensado si a alguno de vostros le pasó lo que me pasó a mí. Resulta que yo había "oído campanas" sobre La Vía Apia, pero no sabía que cuando viajábamos por la Carretera nacional Número 7 estaba circulando por la tal Vía, que como muchos sabréis, fue construída para las legiones de la Antigua Roma. Recordar esto es como estar en una máquina del tiempo que remonta al viajero más allá de los albores de nuestra era...

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En una sección de la vía Apia, si es que sois curiosos, se encuentran las llamadas tumbas de los Horacios y los Curiáceos y la más famosa y mejor conservada era la de Cecilia Metella...

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La Vía Apia, hoy prosaicamente denominada SS7 (Strada Statale -Carretera Nacional Nº 7) fue creada por una romano invidente que murió hace más de veinte siglos. Se llamaba Apio Claudio El Ciego, censor de la República, quien, en el año 312 a. de C., apremió a sus conciudadanos para que le permitieran construir el primer y más grande de todos los caminos que conducían a Roma: la primera carretera del mundo...

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Esta carretaera creo que lleva y llevará siempre el nombre de su artífice: Vía Apia; los romanos la llamaron con orgullo "regina viarum" por la magnificencia de las tumbas que bordeaban su primer tramo, ("Reina de las vías")
Comenzando con la Apia, los ingenieros romanos construyeron una fantástica red de sólidos caminos, que en total, llegaron a sumar más de ochenta mil kilómetros. Esta poderosa tela de araña pavimentada se extendió por la mayor parte de Europa, África del Norte, Asia menor y el Oriente Medio, uniendo uno de los más grandes imperios de todos los tiempos...

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Apio Claudio jamás pudo soñar que su idea tendría tal aceptación. En realidad, su objetivo era limitado y, en gran parte, militar. Receloso de Capua, ciudad que se encontraba a poco más de doscientos kilómetros al sur y a la que sólo la propia Roma superaba en poder y población, arguyó que una "vía pavimentada" permitiría, en caso necesario, un traslado más rápido de viajeros, mercancías, alimentos, (y, sobre todo de las legiones romanas), entre ambas ciudades. Y Roma votó afirmativamente por la Vía Apia...

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Apio Claudio, según cuentan, era exigente al máximo en el trabajo y en el material. En esto último tuvo suerte. En las colinas de Roma, millares de años antes, las erupciones volcánicas habían arrojado un mar de roca ígnea casi hasta las puertas de la ciudad. Al enfriarse, las rocas se convirtieron en una de las piedrasmás duras de la naturaleza, que los romanos llamaron "silex" y nosotros basalto...

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Cuentan que El Ciego visitaba su obra casi diariamente. Reza la tradición que, al no poder ver la calidad del trabajo, la sentía... quitándose las sandalias. y deslizando sus pies desnudos sobre el pavimento...

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Cuando preguntamos al guía que nos acompañaba cuál fue el tramo que había construido de Apio, no dijo que nadie conocía exactamente hasta entonces la longitud. Naturalmente, hacía ya mucho tiempo que que había muerto cuando la Vía Apiallegó a Capua... la cual justificó los recelos del constructor al ser una de las pocas ciudades italianas de importancia que se aliaron con Aníbal contra Roma en las Guerras Púnicas...

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Posteriormente, la Vía Apia fue extendida, a través de las montañas, hasta Benevento; luego, al sur, hasta Tarento, sobre un escabroso terreno, y, finalmente, hacia el este, hasta llegar a Brindisi. Allí terminaba el gran camino, a 725 kilómetros de Roma...

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Si algún día queréis seguir de principio a fin la "reina de las vías", podéis hacerlo desde la Porta Capena (Puerta de Capua), en Roma, o, mejor dicho, del lugar de su emplazamiento, ya que no queda una sola de sus piedras. El primer tramo de la vía era primariamente un cementerio, ya que la ley romana prohibía los enterramientos dentro del recinto amurallado de la ciudad...

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Numerosas tumbas portan epitafios aún legibles y mordaces: un joyero pide a los caminantes desde su lápida que no le olviden, porque siempre supo ofrecer algo valioso por el dinero que percibía. Otra tumba se jacta de que su ocupante fue contratista de la propia Vía...

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Aunque lo hayáis pensado, no todo es fúnebre en este lugar; también hay templos, pistas de carreras, villas. Además, de acuerdo con la tradición, aquí fue donde San Pedro, al huir de Roma, tuvo una visión de Cristo. Al preguntarle con reverente temor: "Domine, quo vadis?" (" ¿A dónde vas, Señor?"), Jesús le respondió: "Voy a Roma para ser crucificado de nuevo". Dolido, el arrepentido apóstol regresó, y también él murió en la cruz. Un templo en este lugar conmemora la visioón...

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Cerca de la cuarta piedra miliar se encontraba la villa de Séneca, donde el filósofo recibió de Nerón la orden de suicidarse.
Gran parte de este tramo de la antigua Apia es, desde hace unos años de dirección única -era muy estrecho para tanto tráfico y dos direcciones- y casi todo el firme ha sido asfaltado. Sin embargo, de vez en cuando pueden verse trozos del áspero pavimento original...

SEIS MIL CRUCES.

En esta zona la vieja Apia se convierte en uno de los lugares con más encanto y evocación de la Ciudad Eterna. Pero toda su belleza peligra,- nos dijo el guía que nos acompañaba-, ante el inmisericorde avance de la fiebre constructora. Para salvar la zona se había presentado un proyecto de ley al Parlamento italiano a fin de adquirir todos los terrenos privados del lugar y crear un Parque Apia de unos diez kilómetros de longitud y unas 2.500 hectáreas...

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A casi veinte kilómetros de su comienzo, cerca de la aldea de Le Frattochie, la vieja Vía se funde con la moderna Carretera Nacional-7 y juntas, bajan la "Caña" de la bota italiana, casi siguiendo, aunque no exactamente, la ruta original...
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
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En algún lugar de donde nos encontramos, la Vía Apia fue testigo, el año 71 antes de Cristo, de uno de los más espantosos espectáculos de su larga historia. Alrededor de setenta mil esclavos y gladiadores rebeldes, conducidos por Espartaco, habían sido por fin derrotados. Como cruel escarmiento, los vistoriosos romanos bordearon de cruces la Vía Apia a intervalos regulares, y en ellas crucificaron a los rebeldes capturados: seis mil...