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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: ¡Jolín... quién lo iba a decir que AS era un insulto!...

¡Jolín... quién lo iba a decir que AS era un insulto!
AS.
Sorprenderá al lector encontrar entre insultos, injurias e improperios un término como éste, hoy laudatorio y positivo, sinónimo de número uno, de campeón y de hombre triunfador y de éxito. Pero no siempre fue así. El término ha sufrido un desarrollo semántico opuesto al sentido que tuvo antaño. En los
siglos de oro, tachar a alguien de "as" era tanto como llamarle asno. Covarrubias escribe en su Tesoro de la Lengua (1611): "Entre gente plebeya, cuando dicen: Sóis un as, se entiende estar la palabra truncada, decirle asno."

De hecho, ésa es la acepción más antigua de "as", y así se mantuvo hasta el primer cuarto de nuestro siglo. El término tiene, amén de lo expuesto, otro uso en los ámbitos de la prostitución: el as de bastos, otra forma de llamar al pene; y el as de oros, al trasero: "Que en teniendo yo estos naipes me sobra el resto de la baraja.. ", se lee al pie de un dibujo que muestra a un sodomita paciente siendo penetrado por un "dante" (sujeto que en el acto de la sodomía toma el papel activo), en un juego de cartas erótico.