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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: El tiempo no es otra cosa que lo que marca el reloj.

TRISTEZA DE LA PENUMBRA.

Honoré de Balzac, uno de los grandes autores de la literatura francesa, convirtió la siguiente jornada laboral en una costumbre: se acostaba hacia las seis de la tarde, dormía hasta medianoche, se levantaba y se ponía su ropa de trabajo (un hábito blanco de monje con una cadena dorada, de la que colgaba un cuchillo para cortar papel). Después se preparaba un café muy fuerte del que bebía dos tazas. De esta manera, con un a pluma de cuervo, escribía normalmente durante 15 e incluso 24 horas a la luz de las velas. Cada seis horas se tomaba una nueva ración de su "café taquicárdico", del que decía que la bebida dejaba "desfilar ideas como batallones"...

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Así escribió Honorato sus 90 novelas. Pero su gran obra LA COMEDIA HUMANA permaneció inacabada. Murió a los 51 años, y es lógico preguntarse, ¿con cuántas obras habría enriquecido Balzac la literatura universal si en vez de ser tan bruto consigo mismo, hubiese llevado una vida más saludable y ordenada?

El cuerpo y el alma padecen más cuando las personas vivimos totalmente en contra de nuestro reloj interno. Las personas que trabajan de noche ponen a prueba su organismo de manera similar al poeta Balzac, y también pagan un precio muy alto por ello...

El insomnio, las enfermedades cordiovasculares y los accidentes laborales son mucho más frecuentes en estas personas que en las de ritmo diurno y nocturno normal.

El tiempo no es otra cosa que lo que marca el reloj.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Hasta la Revolución Industrial las personas orientaban su día en función del sol; luego empezó el dominio del reloj para "fichar". Como máximo podían escapar de él los artistas, los profesores de universidad, y los aristócratas.

Se cuenta que mientras Goeth y Thomas Mann ya estaban activos bien temprano, Albert Eisnstein era un dormilón empedernido.