OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Comentario...

Comentario
En 1952, Pierre Boulez publicó un artículo titulado Schönberg ha muerto. Boulez no se refería a su muerte física, que había tenido lugar en 1951, sino a su influencia musical. Con ello quería decir que, a pesar de la invención de la técnica serial, Schönberg había en realidad conservado casi todo lo que definía la música tonal: temas y motivos, con sus desarrollos y repeticiones, formas, ritmos y una neta distinción entre línea melódica y acompañamiento.

La nueva música necesitaba prescindir también de todas esas características, y por ello Boulez proponía como guía musical no a Schönberg, sino a su discípulo Anton Webern, que de hecho se convirtió en el nuevo modelo.

El serialismo integral propugnaba además la sujeción de todos los parámetros del sonido a las leyes de la serie. No solo la línea melódica de alturas, como en Schönberg, sino los valores rítmicos, la dinámica (intensidades), timbres, formas de ataque de las notas...

El martillo sin dueño (1954) fue la primera obra maestra de la nueva música. Escrita para contralto y un grupo de seis instrumentos: flauta, viola, guitarra, xirolimba (una combinación de xilófono y marimba), un vibráfono y un grupo de percusión a cargo del sexto ejecutante, la música revela cierta influencia de las orquestas de gamelán de Indonesia y debe ser escuchada como células de sonido válidas por su propia sonoridad, en muchas ocasiones sorprendente, al margen de melodías o temas inexistentes.

La obra se basa en fragmentos del ciclo de poemas El martillo sin dueño de René Char, uno de los poetas de la resistencia francesa que alcanzó fama después de la guerra.