El insulto que os traigo hoy es: CABRA.
Decimos que está "como una cabra" a quien se conduce de forma alocada e inquieta, mostrando escaso sosiego. Covarrubias escribe en su Tesoro de la Lengua, (1611) este curioso y llamativo texto:
Animal de mucho provecho... que con su fecundidad da los cabritos, la leche sabrosa y medicinal; su sangre expele el veneno; su piel, puesta sobre las heridas, las sana; nos viste y nos calza; su hiel clarifica la vista; su pulmón, puesto sobre la mordedura venenosa, atrae el veneno; sus cuernos quemados ahuyentan la serpiente; su pelo viste al pobre, y su carne harta al hambriento... (entre) los egypcios era símbolo del que tenía delicado oydo, porque oye mucho; y yo supe de una cabra que criaba (a) un niño huérfano, y al punto que lloraba venía del monte a darle de mamar. (...) Las cabras que no tienen cuernos dan más leche; y los cuernos quemados son buenos para sahumerios para las que tienen mal de madre.
Con estos antecedentes no es posible tenerlas por animal negativo; pesaron otras leyendas. Se llama "cabra saltante" a cierto fuego fatuo que vaga por el aire a ras de tierra, y que se relacionaba con este animal, por creérsele poseido por el diablo, ya que su carácter caprichoso y un tanto irracional las hace comportarse como el fuego fatuo. La tradición antigua equiparaba a la cabra con la ramera, por su propensión al deleite carnal. A su mala prensa contribuyó su olor nauseabundo y el hecho cierto de ser una plaga en los sembrados, royendo los pimpollos tiernos. El Refranero se muestra dividido: Por una parte proclama: "Quien cabras ha, bien pagará"; por otra, sentencia: "Si a tu vecino quieres mal, mete las cabras en su olivar". Está vista poco menos que como el caballo de Atila: "La cabra, cuanto roe abrasa".
"Cabra en sembrado, peor que nublado". "Por do pasó, todo arrasó". "Cabras en viña, mejor es pedrisca".
"Buena cabra, buena mula, buena mujer: muy malas bestias las tres", refrán en boga en tiempos pasados.
En cualquier caso, decirle a alguien que "está como una cabra" no resulta tan ofensivo como acusarle directamente de estar loco. Cariñosamente se predica de quien realmente lo está, loco de atar o de remate.
Decimos que está "como una cabra" a quien se conduce de forma alocada e inquieta, mostrando escaso sosiego. Covarrubias escribe en su Tesoro de la Lengua, (1611) este curioso y llamativo texto:
Animal de mucho provecho... que con su fecundidad da los cabritos, la leche sabrosa y medicinal; su sangre expele el veneno; su piel, puesta sobre las heridas, las sana; nos viste y nos calza; su hiel clarifica la vista; su pulmón, puesto sobre la mordedura venenosa, atrae el veneno; sus cuernos quemados ahuyentan la serpiente; su pelo viste al pobre, y su carne harta al hambriento... (entre) los egypcios era símbolo del que tenía delicado oydo, porque oye mucho; y yo supe de una cabra que criaba (a) un niño huérfano, y al punto que lloraba venía del monte a darle de mamar. (...) Las cabras que no tienen cuernos dan más leche; y los cuernos quemados son buenos para sahumerios para las que tienen mal de madre.
Con estos antecedentes no es posible tenerlas por animal negativo; pesaron otras leyendas. Se llama "cabra saltante" a cierto fuego fatuo que vaga por el aire a ras de tierra, y que se relacionaba con este animal, por creérsele poseido por el diablo, ya que su carácter caprichoso y un tanto irracional las hace comportarse como el fuego fatuo. La tradición antigua equiparaba a la cabra con la ramera, por su propensión al deleite carnal. A su mala prensa contribuyó su olor nauseabundo y el hecho cierto de ser una plaga en los sembrados, royendo los pimpollos tiernos. El Refranero se muestra dividido: Por una parte proclama: "Quien cabras ha, bien pagará"; por otra, sentencia: "Si a tu vecino quieres mal, mete las cabras en su olivar". Está vista poco menos que como el caballo de Atila: "La cabra, cuanto roe abrasa".
"Cabra en sembrado, peor que nublado". "Por do pasó, todo arrasó". "Cabras en viña, mejor es pedrisca".
"Buena cabra, buena mula, buena mujer: muy malas bestias las tres", refrán en boga en tiempos pasados.
En cualquier caso, decirle a alguien que "está como una cabra" no resulta tan ofensivo como acusarle directamente de estar loco. Cariñosamente se predica de quien realmente lo está, loco de atar o de remate.
AY! las cabras, que bién suben por esos peñascos que dá vertigo algunas veces e imposible de subir, ellas sí! claro!
Sería chachi ser una de ellas de vez en cuando, ejejejjeje.
rosa.
Sería chachi ser una de ellas de vez en cuando, ejejejjeje.
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