Principales corrientes musicales
El gran concierto
Cuadro de Raoul Dufy, 1949. Museo de Bellas Artes de Niza.
En la primera mitad del siglo XX se pueden distinguir tres corrientes musicales más importantes: neoclasicismo, dodecafonismo y nacionalismo.
Neoclasicismo. Fue la corriente dominante durante este período. Sus principales características fueron:
El antirromanticismo. El neoclasicismo propuso una vuelta a los ideales estéticos del Barroco y del siglo XVIII: una música más abstracta, desvinculada de ideas filosóficas y complejidades excesivas, sin pretensiones de expresar o significar nada más allá de sí misma.
El uso intensivo de la tonalidad ampliada.
El compositor ruso Igor Stravinski (1882-1971) fue el principal representante de esta tendencia.
Dodecafonismo. Fue el músico austriaco Arnold Schönberg (1874-1951) quien ideó el sistema dodecafónico como alternativa para la composición. El método de composición dodecafónico era una técnica tan compleja y precisa como la tonalidad clásica. Sus principales características eran:
Cada obra dodecafónica partía de una ordenación de las doce notas de la escala cromática, llamada «serie», que fijaba el compositor. De ahí el término dodecafónico (doce notas) o serial, como también es conocido.
Las melodías y los acordes se formaban con las notas que ofrecía esa serie, respetando el orden de aparición fijado con un nuevo concepto de la disonancia y consonancia.
Nacionalismo. Esta corriente musical presentaba características diferentes a las del nacionalismo romántico del siglo XIX. El nuevo nacionalismo estudiaba con detalle la música popular de cada país para apropiarse de sus características más esenciales, como escalas, ritmos, etc., y los usaba en combinación con las nuevas técnicas de composición, para conseguir una música radicalmente moderna, alejada de toda estampa folclorista.
El húngaro Béla Bartók (1881-1945) es considerado como el compositor más representativo del nuevo nacionalismo.
El gran concierto
Cuadro de Raoul Dufy, 1949. Museo de Bellas Artes de Niza.
En la primera mitad del siglo XX se pueden distinguir tres corrientes musicales más importantes: neoclasicismo, dodecafonismo y nacionalismo.
Neoclasicismo. Fue la corriente dominante durante este período. Sus principales características fueron:
El antirromanticismo. El neoclasicismo propuso una vuelta a los ideales estéticos del Barroco y del siglo XVIII: una música más abstracta, desvinculada de ideas filosóficas y complejidades excesivas, sin pretensiones de expresar o significar nada más allá de sí misma.
El uso intensivo de la tonalidad ampliada.
El compositor ruso Igor Stravinski (1882-1971) fue el principal representante de esta tendencia.
Dodecafonismo. Fue el músico austriaco Arnold Schönberg (1874-1951) quien ideó el sistema dodecafónico como alternativa para la composición. El método de composición dodecafónico era una técnica tan compleja y precisa como la tonalidad clásica. Sus principales características eran:
Cada obra dodecafónica partía de una ordenación de las doce notas de la escala cromática, llamada «serie», que fijaba el compositor. De ahí el término dodecafónico (doce notas) o serial, como también es conocido.
Las melodías y los acordes se formaban con las notas que ofrecía esa serie, respetando el orden de aparición fijado con un nuevo concepto de la disonancia y consonancia.
Nacionalismo. Esta corriente musical presentaba características diferentes a las del nacionalismo romántico del siglo XIX. El nuevo nacionalismo estudiaba con detalle la música popular de cada país para apropiarse de sus características más esenciales, como escalas, ritmos, etc., y los usaba en combinación con las nuevas técnicas de composición, para conseguir una música radicalmente moderna, alejada de toda estampa folclorista.
El húngaro Béla Bartók (1881-1945) es considerado como el compositor más representativo del nuevo nacionalismo.