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ALCONCHEL DE LA ESTRELLA: Nacionalismos y regionalismos...

Nacionalismos y regionalismos
A finales del siglo XIX se produjo la eclosión de los nacionalismos periféricos en Cataluña, País Vasco, Galicia y la Comunidad Valenciana. Los regionalismos finiseculares fueron movimientos heterogéneos, cuyo nexo de unión era su crítica respecto del sistema de la Restauración, sobre todo en su concepción centralista del Estado.

Catalanismo

El catalanismo, a partir de la renovación cultural de la Renaixenga, promovió en 1885 la presentación a Alfonso XII del Memorial de Greuges, que defendía el proteccionismo industrial (frente al librecambismo de los gobiernos liberales) y el derecho catalán frente a la uniformización del derecho español.

En 1891 se creó la Unió Catalanista, que dio a conocer en las Bases de Manresa el primer programa del catalanismo. Planteaba un ideario político conservador, que derivaba hacia un nacionalismo basado en los principios de orden, tradición, religión y propiedad.

Hacia finales del siglo XIX, la burguesía catalana pasó a defender el catalanismo moderado, hecho que se plasmó, en 1901, en la aparición de la Lliga Regionalista. Este partido representaba la opción conservadora y moderna de las clases medias, que condenaban el centralismo pero no se oponían al modelo de sociedad existente.

Nacionalismo vasco

El nacionalismo vasco adquirió carta de naturaleza política en 1895, con la fundación del Partido Nacionalista Vasco (PNV) por Sabino Arana Goiri, que extrajo del fuerismo su consecuencia última, el independentismo. El ideario de Arana se basaba en la defensa de la integridad cultural y étnica del pueblo vasco, puesta en peligro por los efectos de la abolición de los fueros y por la industrialización de fines de siglo, que provocó una importante inmigración de gente no vasca (llamados despectivamente maketos). A diferencia de catalanes y gallegos, el nacionalismo vasco propugnaba desde el principio la independencia política.

Regionalismos gallego y valenciano

El regionalismo gallego de los años ochenta estuvo apoyado por los propietarios agrarios y los comerciantes. Integró una tendencia tradicionalista, representada por Alfredo Brañas, con planteamientos antiliberales que mitificaban la sociedad tradicional gallega; y una tendencia liberal-democrática, encabezada por Manuel Martínez Murguía, responsable de la defensa en clave racial de Galicia como ente nacional.

El regionalismo valenciano fue un fenómeno tardío y minoritario. Su punto de partida se halla en el renacimiento cultural de los años setenta, que impulsó la creación, en 1878, de la sociedad Lo Rat Penat, núcleo del valencianismo cultural hasta bien entrado el siglo XX.