Primera República
Alegoría de la República, 1873
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Los presidentes de la República
La Primera República intentó, sin éxito, consolidar el régimen nacido en septiembre de 1868 a lo largo de sus once meses de existencia. La idea republicana no contaba con suficiente raigambre en el país y, por otro lado, los cuadros dirigentes se encontraban divididos en unitarios y federalistas.
La preocupación de Figueras, primer presidente de la República, fue reunir Cortes Constituyentes que definieran la nueva situación. Constituidas las Cortes en el mes de junio de 1873, la Presidencia de la República recayó entonces sobre Pi i Margall, partidario del federalismo. El proyecto de Constitución que Pi i Margall presentó a las Cortes, en julio, convertía a España en una República federal de diecisiete estados, pero no pudo aprobarse, ya que la insurrección cantonal, iniciada en Cartagena, obligó a suspender las Cortes y Pi i Margall tuvo que dimitir.
La República evolucionó hacia posturas más conservadoras, giro iniciado por el nuevo presidente, Salmerón, que se mostró dispuesto a terminar con la resistencia cantonal. Tras la dimisión de Salmerón en septiembre, Castelar practicó una política de autoridad encaminada a asegurar el orden y la unidad.
Alegoría de la República, 1873
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Los presidentes de la República
La Primera República intentó, sin éxito, consolidar el régimen nacido en septiembre de 1868 a lo largo de sus once meses de existencia. La idea republicana no contaba con suficiente raigambre en el país y, por otro lado, los cuadros dirigentes se encontraban divididos en unitarios y federalistas.
La preocupación de Figueras, primer presidente de la República, fue reunir Cortes Constituyentes que definieran la nueva situación. Constituidas las Cortes en el mes de junio de 1873, la Presidencia de la República recayó entonces sobre Pi i Margall, partidario del federalismo. El proyecto de Constitución que Pi i Margall presentó a las Cortes, en julio, convertía a España en una República federal de diecisiete estados, pero no pudo aprobarse, ya que la insurrección cantonal, iniciada en Cartagena, obligó a suspender las Cortes y Pi i Margall tuvo que dimitir.
La República evolucionó hacia posturas más conservadoras, giro iniciado por el nuevo presidente, Salmerón, que se mostró dispuesto a terminar con la resistencia cantonal. Tras la dimisión de Salmerón en septiembre, Castelar practicó una política de autoridad encaminada a asegurar el orden y la unidad.