Poeta, no dudes, ni por un momento, que soy mucho mejor cocinero que pelo pinxo, hombre!, hasta ahí habríamos llegado! qué va, hombre, es que a mí me gusta, es mi hobi, pero no soy cocinero, si no "cocinica".
Ya veo que andas muchos caminos, poeta, pero a los ciudadanos que somos de todas partes y de ninguna, nos sucede. No creas, como dices, que supones mi profesión. No, no soy representante ni guardia civil ni cosas así. Mi periplo por el mundo ha sido como consecuencia del trabajo que me ha llevado de norte a sur y de este a oeste. También a suiza, como a tántos españoles en su día.esa es la mejor escuela de la vida para quien la quiera aprovechar, claro.
Me alegro de que comprendieras el malentendido, que no ha sido ni eso, pero a mí me tranquiliza y, en prueba de mi amistad, aunque yo no soy poeta, te dedico este poemilla de la enciclopedia hortelano-frutícola .
Orza
Oronda,
Llena de queso,
Cachonda.
Qué suerte, barro tuviste
Que, en tan sólo unos momentos,
Con buen olor a pitanza,
Hermoso vientre esculpiste.
De tus entrañas supieron
Labriegos y cortesanos
Que, habiendo hambrientos entrado,
Hartos del figon salieron.
Los chorizos y morcillas
Con amores albergaste;
Por igual, todos cocieron
Entre tu calida arcilla.
Va por tí, poeta
Aquilino.
Ya veo que andas muchos caminos, poeta, pero a los ciudadanos que somos de todas partes y de ninguna, nos sucede. No creas, como dices, que supones mi profesión. No, no soy representante ni guardia civil ni cosas así. Mi periplo por el mundo ha sido como consecuencia del trabajo que me ha llevado de norte a sur y de este a oeste. También a suiza, como a tántos españoles en su día.esa es la mejor escuela de la vida para quien la quiera aprovechar, claro.
Me alegro de que comprendieras el malentendido, que no ha sido ni eso, pero a mí me tranquiliza y, en prueba de mi amistad, aunque yo no soy poeta, te dedico este poemilla de la enciclopedia hortelano-frutícola .
Orza
Oronda,
Llena de queso,
Cachonda.
Qué suerte, barro tuviste
Que, en tan sólo unos momentos,
Con buen olor a pitanza,
Hermoso vientre esculpiste.
De tus entrañas supieron
Labriegos y cortesanos
Que, habiendo hambrientos entrado,
Hartos del figon salieron.
Los chorizos y morcillas
Con amores albergaste;
Por igual, todos cocieron
Entre tu calida arcilla.
Va por tí, poeta
Aquilino.