Palomas en su palomar, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

(9 de Marzo de 2014)
Por Dios que cosas se escribían en aquellos principios del foro! Qué alegría volver a leer algunas de las cosas que tantos ratos buenos nos hicieron pasar. Fue ayer, precisamente, cuando hablé con Maria, la Moclina de Tharsis, cuando volvimos a sacar nuestros recuerdos y volver a revivir algunas de las anécdotas que tanto nos hicieron reír.
Un beso para María y para el Poeta de Belmonte.
Childeberto logró regresar a Francia con su hermana, que había tenido una hija de su desdichado matrimonio: Godesvinda. Pero Clotilde fallecía durante el viaje de regreso. La reina fue enterrada en la iglesia de Santa Genovena, entonces llamada de San Pedro y San Pablo, junto al sepulcro de su padre.
Puesto que el relato de su muerte difiere, el motivo del crimen necesariamente varía también: mientras que para unos se trató de una venganza de los francos, para otros, con más verosimilitud, fue ordenado por el ambicioso Teudis, ansioso por apoderarse del trono. Y, de hecho, el ostrogodo lo consiguió: fue él quien sucedió a Amalarico mientras Childeberto y Clotario continuaban saqueando las tierras de los godos.
El rey de los visigodos perdió la vida en esa contienda. No había llegado a cumplir 30 años. Sobre su muerte hay versiones sumamente contradictorias. Una de ellas supone que murió en una batalla cerca de Narbona, pero otra, recogida por Gregorio de Tours, y que es la que goza de más crédito, afirma que fue asesinado. Como el rey no estaba preparado para encontrarse con tropas tan numerosas, le faltó el valor y resolvió emprender la huida. Llegó a Barcelona con la intención de poner a salvo sus tesoros,...
Los godos eran superiores militarmente, pero en aquel momento se enfrentaban a un problema interno: Teudis, un noble ostrogodo, se había puesto al frente de una rebelión que mantenía ocupada a buena parte de las tropas del rey. Estaba casado con una dama hispanorromana dueña de una inmensa fortuna, lo que le permitía mantener un poderoso ejército. Por tanto, las fuerzas de las que disponía Amalarico para hacer frente a sus cuñados eran escasas, y no tenía la menor posibilidad de salir victorioso.