ALCONCHEL DE LA ESTRELLA (Cuenca)

Palomas en su palomar
Foto enviada por cuenka

Por Dios que cosas se escribían en aquellos principios del foro! Qué alegría volver a leer algunas de las cosas que tantos ratos buenos nos hicieron pasar. Fue ayer, precisamente, cuando hablé con Maria, la Moclina de Tharsis, cuando volvimos a sacar nuestros recuerdos y volver a revivir algunas de las anécdotas que tanto nos hicieron reír.
Un beso para María y para el Poeta de Belmonte.
Childeberto logró regresar a Francia con su hermana, que había tenido una hija de su desdichado matrimonio: Godesvinda. Pero Clotilde fallecía durante el viaje de regreso. La reina fue enterrada en la iglesia de Santa Genovena, entonces llamada de San Pedro y San Pablo, junto al sepulcro de su padre.
Puesto que el relato de su muerte difiere, el motivo del crimen necesariamente varía también: mientras que para unos se trató de una venganza de los francos, para otros, con más verosimilitud, fue ordenado por el ambicioso Teudis, ansioso por apoderarse del trono. Y, de hecho, el ostrogodo lo consiguió: fue él quien sucedió a Amalarico mientras Childeberto y Clotario continuaban saqueando las tierras de los godos.
El rey de los visigodos perdió la vida en esa contienda. No había llegado a cumplir 30 años. Sobre su muerte hay versiones sumamente contradictorias. Una de ellas supone que murió en una batalla cerca de Narbona, pero otra, recogida por Gregorio de Tours, y que es la que goza de más crédito, afirma que fue asesinado. Como el rey no estaba preparado para encontrarse con tropas tan numerosas, le faltó el valor y resolvió emprender la huida. Llegó a Barcelona con la intención de poner a salvo sus tesoros, ... (ver texto completo)
Los godos eran superiores militarmente, pero en aquel momento se enfrentaban a un problema interno: Teudis, un noble ostrogodo, se había puesto al frente de una rebelión que mantenía ocupada a buena parte de las tropas del rey. Estaba casado con una dama hispanorromana dueña de una inmensa fortuna, lo que le permitía mantener un poderoso ejército. Por tanto, las fuerzas de las que disponía Amalarico para hacer frente a sus cuñados eran escasas, y no tenía la menor posibilidad de salir victorioso.
Todos los hermanos, furiosos por el ultraje hecho a la hija de Clodoveo, no vacilaron en acudir a la llamada de aquella sangre que también era la suya. Unieron sus fuerzas y en el año 531 Childeberto cruzaba la frontera arrasando a sangre y fuego cuanto encontraba a su paso, dispuesto a rescatar a su hermana de las garras del bárbaro
El pañuelo de la reina Clotilde desencadenaría una guerra feroz en la que los godos iban a perder parte de su territorio.
Un día la golpeó en la frente con el pomo de su espada, causándole una herida. Harta de soportar continuas vejaciones y desprecios, Clotilde pidió ayuda a su familia. Junto con la carta envió su pañuelo, empapado en la sangre derramada por la violencia de su esposo.
La princesa había sido educada en la fe católica, mientras que su esposo era arriano. Esto ocasionaba no pocas disensiones en el seno del matrimonio, a pesar de que había sido estipulado que Clotilde no sería molestada en sus devociones. El rey, haciendo caso omiso del pacto, trató de persuadirla para que abjurara de su fe y, como fracasara en sus intentos, decidió endurecer su postura y emplear métodos más drásticos para lograr su objetivo. Cuando Clotilde iba a misa, el populacho, por orden del rey, la insultaba y le arrojaba estiércol. El propio Amalarico, no contento con cubrirla de reproches y amenazas, la golpeaba con frecuencia. ... (ver texto completo)
El rey de los francos dejaba también una hija llamada Clotilde. En el año 526 sus hermanos decidieron casarla con Amalarico, quien finalmente había sido proclamado rey cuatro años antes, una vez alcanzada la edad adulta y convertido en guerrero. Con este matrimonio el visigodo esperaba estrechar lazos de amistad con los que habían sido sus enemigos. Había llegado el momento de alcanzar una paz estable y encontrar en sus vecinos fuertes aliados que lo protegieran contra las ambiciones de otros aspirantes ... (ver texto completo)
Clodoveo también fallecía al cabo de unos meses. El reino quedaba dividido entre sus hijos: Childeberto reinaba en París, Clotario en Soissons, Clodomiro en Orleáns y Teodorico en Metz.
Al año siguiente Gesaleico intentó en vano recuperar su trono. Al ser nuevamente derrotado por Ibbas, el visigodo trató de emprender una huida poco honrosa, pero esta vez fue alcanzado y encontró la muerte. Para la posteridad queda el cruel espitafio que le dedicó San Isidoro: sicque prius honorem, postea vitam amisit (perdió primero el honor y después la vida).
Pero Amalarico tenía un poderoso paladín: su abuelo materno Teodorico, rey de los ostrogodos, que no se conformó con la decisión y exigió el trono para su nieto. Tres años más tarde envió al duque Ibbas al frente de un ejército que derrotó a Gesaleico y le hizo huir al norte de Africa, donde halló refugio entre los vándalos. Teodorico asumió entonces la regencia en nombre de Amalarico.
El pañuelo de la reina Clotilde

Cuando Alarico II, rey de los visigodos, cayó en la batalla de Vouillé combatiendo contra las tropas del franco Clodoveo, su hijo Amalarico era aún un niño de corta edad, circunstancia que hacía de él un candidato poco adecuado para ocupar el trono. Los godos necesitaban que su rey fuera un caudillo militar, y sus miradas se volvieron entonces hacia un joven guerrero llamado Gesaleico, hijo ilegítimo de Alarico. Gesaleico ya se había revelado como un bravo combatiente, ... (ver texto completo)