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Tonalidad de colores a la puesta de Sol, ALCONCHEL DE LA ESTRELLA

Foto de Pepa CC

Ocaso

Es un momento en el día que no es ni de día ni de noche. En algunos lugares se le denomina como hora mágica u hora dorada.

Un astro, en particular el Sol, está en el ocaso cuando, por efecto de la rotación de la Tierra, atraviesa el plano del horizonte y pasa del hemisferio visible al no visible. Es decir, cuando su altura es cero, pasando de positiva a negativa. En el caso del Sol, ello determina el fin del día. El antónimo de ocaso es orto.

El ocaso es llamado también atardecer o anochecer.

Las estrellas circumpolares no tienen ocaso ni orto.

En el hemisferio norte en primavera y verano el Sol se pone entre el Oeste y el Norte (declinación positiva); en otoño e invierno su ocaso es entre el Oeste y el Sur (declinación negativa). Simultáneamente, en el hemisferio sur en otoño e invierno, el ocaso es entre el Oeste y el Norte, y en primavera y verano entre el Oeste y el Sur.

La refracción por la atmósfera de los rayos luminosos del Sol motiva que veamos luz cuando el Sol ya se ha puesto: crepúsculo vespertino. Dicha refracción alarga el día y acorta la noche.

Nube

Una nube es un hidrometeoro visible formado por la acumulación de cristales de hielo y/o gotas de agua microscópicas suspendidas en la atmósfera, como consecuencia de la condensación del vapor de agua. Generalmente de color blanco, puede oscurecerse al aumenta su espesor óptico, hasta volverse gris oscura casi negra.

Las nubes tienen una gran influencia en el sistema climático, más allá de las consabidas precipitaciones. Cumplen un rol fundamental en el ciclo del agua, la regulación de la temperatura media del planeta o la distribución de la energía solar.

La ciencia que estudia las nubes es la nefología, una rama de la meteorología centrada en la formación, composición, densidad, temperatura, evolución, movimiento, agrupación y clasificación de las nubes.

Aunque las nubes cambian constantemente de apariencia, en función de su forma, dimensiones, estructura, textura, luminancia y color, existe un número limitado de formas típicas frecuentes que permite agruparlas en un sistema general de clasificación dividido en géneros, especies y variedades de forma similar a como se clasifican los animales y plantas.

Formación de las nubes

Las nubes se forman al condensarse el vapor de agua atmosférico sobre pequeñas partículas que flotan en el aire denominadas núcleos de condensación (polvo, cristales de sal, bacterias, polen o cenizas entre otras).

El vapor de agua, procedente de la evaporación o sublimación de las masas de agua terrestres —y, en menor medida, de la combustión, la respiración y transpiración de seres vivos, el vulcanismo y otros procesos biológicos y geológicos— se mezcla con el aire atmosférico hidratándolo y calentándolo
Generalmente, la masa de aire cálido y húmedo resultante se eleva gracias a su menor densidad (el aire húmedo es más ligero que el seco y al calentarse se dilata bajando aún más su densidad) desplazándose hacia zonas de menor presión atmosférica donde se expande y, de acuerdo con la ley de los gases ideales, disminuye su temperatura.​ Si se enfría por debajo de la temperatura de saturación o del punto de rocío, parte del vapor de agua contenido se condensa en gotas de agua o hielo muy pequeñas (entre 0,004 y 0,1mm) que en conjunto forman una nube.​

Cuando una masa de aire condensa en las zonas altas de la troposfera forma nubes de cristales de hielo, llamadas cirros, cirrostratos o cirrocúmulos. Mientras que a menor altitud se forman las nubes de gotas de agua, como son los altoestratos y altocúmulos que generalmente acompañan a los frentes cálidos, al igual que los estratos de menor altitud. Los cúmulos, en cambio, acompañan a los frentes fríos y tienden a crecer de forma vertical hasta llegar a formar masas en altura, conocidas como cumulonimbos.​

Este fenómeno general se puede producir de diferentes maneras dependiendo de factores como la presión, la humedad y la temperatura.​
(17 de Enero de 2025)