Cortesía de Pablo
(25 de Septiembre de 2015)
Pidió perdón al pajarillo y a los demás animales y desde aquel día se volvió más humilde.
Todo se iluminó de color naranja.
Aparecieron árboles frutales y una gran alfombra de flores.
Cuando estaban más relajados, apareció el color añil, y de los ojos del camaleón cayeron unas lagrimitas. Estaba arrepentido de haber sido tan orgulloso y de no valorar aquello que era realmente hermoso.
Una nube dejó caer sus gotas de lluvia y se mojaron, pero estaban contentos de sentir el frescor del agua.
Se miraron a los ojos y sonrieron.
El color naranja se había colocado justo delante de ellos.
Por primera vez, el camaleón sentía que compartía algo y comprendió la amistad que le ofrecía el pajarillo.
El camaleón estaba entusiasmado.
La fiesta terminó y apareció el color azul claro. Comenzaron a sentir una agradable sensación de paz y bienestar.
Flotaban entre nubes y miraban el cielo.
Al verde siguió el azul oscuro, el camaleón sintió dentro la profundidad del mar, peces, delfines y corales le rodeaban.
Daban vueltas y vueltas y los pececillos jugaban con ellos.
Salieron a la superficie y contemplaron las estrellas. Había un baile en el cielo y las estrellas se habían puesto sus mejores galas.