Pero, ¡Oh, sorpresa!, el
león era un príncipe encantado. Por el día, él y su corte eran leones pero al llegar la
noche recobraban su forma natural. Como la niña llegó de noche al
castillo, fue recibida con grandes muestras de gentileza y cariño. Y como los dos se enamoraron a primera vista, contrajeron enlacen en muy poco tiempo, hasta que un día la esposa dijo cariñosamente a su marido: